Charlas de cafe con porfiro diaz

Presenta Guadalupe Loeza su libro Charla de café con Porfirio Díaz
Lunes, 19 de Julio de 2010 23:00 Escrito por Jorge Sifuentes Cañas
CUERNAVACA. Porfirio Díaz fue un hombre lleno de secretos y de contradicciones en el ocaso de su vida; que aún en el exilio manejaba muy bien sus relaciones públicas. Hombre de mucho carácter, educado y de hablar quedo, siempre en el mismo tono; para laescritora Guadalupe Loaeza, Díaz fue un mexicano con muchas máscaras, tal y como nos describe Octavio Paz en su Laberinto de la soledad.
En opinión de Loaeza, la colección Charlas de café con… es una oportunidad imprescindible para acercarse a la historia en esta época de conmemoraciones y tratar de entender que es lo que le sucede al país, dijo en la charla que ofreció el jueves pasado en el JardínBorda, como parte de una serie de encuentros con los autores que participan en esta colección.
Aún en el exilio, -apuntó- Porfirio Díaz tenía muy buena imagen. “Limantour iba constantemente a París; ahí daba muchas entrevistas. A Díaz le viene una melancolía terrible en París porque estaba muy al pendiente de las noticias; quien le escribía constantemente, le daba las noticias y lo ponía alcorriente de cómo estaban las cosas era Federico Gamboa, el autor de Santa, ex secretario de Relaciones Exteriores y quien lo recibió en París. Lo más llamativo de todo es que Díaz contestaba las cartas que miles de mexicanos le agradecían o que le pedían un empleo, sobre todo en la aduana; todo mundo quería trabajar en la aduana no sé por qué”, ironizó.
Fueron 30 años de gobierno, -continuó-, “muchagente se sintió desprotegida, entonces es normal que el pueblo mexicano estaba muy desconcertado; y cómo vino la Revolución en que había tanto caos, comenzaron a extrañar muchísimo a Porfirio Díaz”.
La buena imagen que tenía en el extranjero, fue porque de alguna manera había modernizado a México, -sostuvo Loaeza-; “el país había entrado al siglo XX con un sistema de ferrocarril muy importante,había acuerdos con los norteamericanos para el petróleo, Díaz era un hombre que siempre estaba viendo hacia adelante, que siempre quería atraer inversiones extranjeras. Esos eran aspectos que se le reconocían mucho a nivel internacional”.
Sin embargo, también fue un hombre que se fue a la tumba con muchos secretos y muchas contradicciones; “era un hombre que llegó al final de sus días y que sepreguntaba quién realmente soy: ese oaxaqueño que luchó tanto por su patria o ese hombre exiliado. Díaz sentía que el pueblo le había dado la espalda, cuando se despidió dijo que ahora sí se va a despertar el tigre. Claro que se despertó y con un costo terrible: la Revolución tuvo un millón de muertos, quizás más, y era un caos”.
La escritora se cuestionó: “¿Qué hubiera pasado si el atentado encontra de Porfirio Díaz lo hubiera matado? Platicando con Ignacio Solares, seguramente hubiera muerto como un héroe, no estaría en Montparnasse; yo no hubiera ido ahí con mi cámara, no hubiera habido Revolución, ni Pancho Villa. Y no se hubieran hecho tantas bolas los panistas; no hubiera aparecido nunca Madero”.
Gracias a los libros, Loaeza descubrió personajes entrañables y admirables; “todosestos mexicanos que se comprometían, que creían en la causa, que luchaban por ella, que se exponían. Al lado de la mediocridad que estamos viviendo en nuestro país respecto a la clase política, es un contraste terrible; claro que había una insaciabilidad por el poder y había traiciones, claro que pasaba todo eso, pero eran hombres de otra madera, eran hombres que sí amaban a su patria, que sí sepreocupaban y que sí conocían la problemática del país”.
De camino a Cuernavaca, la escritora escuchaba por radio al nuevo secretario de Gobernación. “No lo podía creer: las cosas que decía totalmente previsibles, vacuas; un discurso sin el menor sustento como para un secretario de Gobernación. ¿Qué vamos a hacer? ¿En manos de quienes estamos? Así que es muy importante leer la historia de México,...