Chefer 16noviembre 2015




INTRODUCCIÓN

Tenía unos cinco o seis años cuando mi papá me regaló un piano y comencé a tomar clases con Ethel; aún no conocía la lecto-escritura así que mi mamá me leía… la enseñanza se centró en el estudio de la teoría y el solfeo, más la habilidad o manejo del instrumento. Allí no existían las improvisaciones, ni había tiempo para los juegos: se tocaba todos los días una hora (más lo quese practicaba en casa) hasta que la profesora consideraba que se había producido el aprendizaje. Recuerdo que con el pasar del tiempo el deseo y la motivación fueron decayendo; a veces lloraba porque quería quedarme a jugar con mis amigos o no tenías ganas de estudiar, sin embargo, mis padres siempre me alentaron y hoy se los agradezco. A los 16 años me recibí de profesora elemental; 3 años mástarde mi papá falleció y el piano permaneció cerrado hasta que llegué a Bellas Artes…
Creo que mi formación fue excelente, pudo pasar mucho tiempo pero hay cosas que, cuando realmente se disfrutan, nunca se olvidan. Indudablemente es muy diferente a la que tuvieron muchos de mis compañeros. Yo trataba de representar con la mayor similitud posible las obras clásicas, estudios o algún que otro textopopular, sin preocuparme por los sonidos, los acordes, la armonía, no sé si realmente había en mí una consciencia de lo que “sonaba”, del discurso musical. Desprenderme de estas concepciones no fue fácil… yo disfrutaba de la música, pero fue en el instituto donde verdaderamente aprendí a sentir y apreciar mis propias producciones, porque comprendí que crear no es sólo “hacer algo nuevo”, sinodejar parte de mi en una pieza musical.
Qué difícil es para las personas entender que estudiar en Bellas Artes no significa ser artista, dar conciertos o tener una banda, incluso a veces pienso que al interior del mismo instituto subyace la misma incertidumbre: hay profesores que pretenden sacarte “músico” cuando en realidad el meollo del asunto está en cómo enseñar a los educandos a transformar ellenguaje musical en un medio de comunicación, que les sirva para expresar sus sentimientos, desarrollar su creatividad, reforzar su identidad… no importa si el discurso musical es creación propia o ajena, importa comprenderlo, aprehenderlo, hacerlo mío y, sobre todas las cosas, disfrutarlo.
Yo me considero una intérprete. Tengo pocas creaciones propias, sólo algunos trabajos requeridos en miformación docente. Sin embargo, mi discurso musical se ha llenado de matices, perduran algunas obras clásicas, pero se han incorporado canciones folklóricas, populares, infantiles… me enfrenté al enorme desafío no sólo de tocarlas, sino también de cantarlas; descubrí con placer que la riqueza poética en las obras de canta-autor (melodías), es tan importante como la musical (ritmo-armonía). Tal vez el grandescubrimiento haya sido precisamente ese: dejar de ejecutar lo me indicaban mis profesores para comenzar a elegir por mi cuenta qué quiero tocar, porqué lo quiero tocar y cómo y cuándo lo quiero tocar… porque comprendí que a la música hay que vivirla, sentirla, no sólo reproducirla.
Las convenciones musicales aportadas por la cultura occidental me abrieron un precioso acceso al repertoriomusical. Gracias a conocerlas y compartirlas pude interpretar las obras que me gustan, pero sin embargo, fue también a gracias a conocerlas que pude romper con ciertas estructuras, y acceder al discurso musical contemporáneo. Gracias a mis profesores, la formación recibida, pero por sobre todo a mi curiosidad, descubrí a John Cage, Murray Schaffer, Edgar Varése, entre otros, que me enseñaron que elsilencio es relativo, que cualquier fuente sonora es capaz de producir “sonido” y que la música es más un juego de posibilidades, que una estructura acabada y cerrada.
Explorar, jugar, improvisar, animarse y animar al otro debería ser, desde la creación, el primer acercamiento que todos deberíamos tener con la música… ¿acaso no es ello lo que hacen los niños cuando golpean insistentemente con el...