Chihuahua
El fin de la guerra contra los apaches y la expansión de las vías férreas hicieron posible laampliación de la frontera minera y la afluencia masiva de capitales extranjeros.
Los viejos reales de minas, de herencia colonial, y los nuevos centros mineros abiertos a la explotación, vivieronen esas décadas previas al estallido de la revolución los efectos de una profunda renovación tecnológica en los sistemas de extracción, transporte, beneficio y fundición de los metales.
En esaépoca de bonazas tuvo, sin embargo, su fin. Desde los primeros tiempos de la revolución hasta final de los años de la gran depresión (1929-1932), muchas negociaciones mineras se vieron acosadas por elbandorelismo, la revuelta y los enfrentamientos militares.
A ello se sumo la paralización de las vías férreas. Después de las secuelas del villismo y la crisis del mercado de los metales del final delos años veinte significaron el ocaso de muchos de los proyectos de restauración minera emprendidos al inicio del siglo.
Desde principios de los años treinta y hasta el final de posguerra, laminería chihuahuense recobro un ritmo de crecimiento inusitado. También en esos años se consolido una estructura de propiedad que perdura hasta nuestros días, claramente polarizada entre los grandesmonopolios y los pequeños y medianos mineros.
Hacia 1908, existían en México 1030 compañías mineras, de estas, 840 de capital norteamericano, 40 inglesas y 2 francesas (Delgado y Del Pozo, 2001), cuyainversión representaba cerca del 93% (Urías, 1980) y el resto lo generaba la raquítica inversión mexicana.
Los intentos por modernizar la ley minera (artículo 27 de la constitución política
de Los...
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