Chile Ante Una Encrucijada
¡Cuidado Maityi ¡viene la curva¡
¡Cuidado Maityi¡ ¡Viene la Curva¡ Así rezaba a mediados de marzo de 1944 el semanario húngaro, humorístico para niños, llamado Ludas Maityi (Mattie, cuidador de Gansos). Por entonces, Ervin Lazlo, uno de los más destacados físico y filósofo, docente de las Universidades de Yale y Princeton, Director del Instituto para Enseñanza eInvestigación de Naciones Unidas y Presidente de UNESCO, tenía 11 años y se sorprendía por dicho titular, consumidor ávido de dicha publicación, que con seguridad llenaba su imaginación creativa, consultó a sus padres por esta extrañeza sin encontrar respuesta. Al caer la noche –relata Lazlo- el ejército de Hitler entró en Hungría por la frontera con Austria y cerca de la medianoche, ingresó ala capital. Hacia las dos de la madrugada, los automóviles color crema de la Gestapo, se detuvieron frente a las casas de los húngaros influyentes, que o bien eran judíos o eran reconocidos antinazis. Minutos más tarde docenas de agentes volvían a sus autos con las manos vacías. El titular de esa publicación había advertido con anticipación suficiente para que esa noche las personas que buscabanhubiesen desaparecido. “La mejor forma de encontrarnos frente a la curva de una importante bifurcación en la cultura y la sociedad –advierte Lazlo- , la mejor manera de tener cuidado consiste en percibir la situación tal como ella es, juntar coraje y prepararse para construir una nueva época”. Quizás es esto lo que, en definitiva, se sitúa como desafío para nuestra inteligencia, y que, intentaremosdescribir de manera muy aventurada en lo que sigue a estas líneas.
La culpa es de Voltaire la culpa es de Rousseau
Así rezaba una frase tomada de “los Miserables” de Víctor Hugo, que introducía una idea no siempre aprehendida. La crisis de nuestra cultura es al final, una crisis de nuestra inteligencia, en tanto esa cultura es producto de ella. Cuando nos preguntamos respecto de lo que nosacontece como sociedad contemporánea, cuando observamos los fenómenos sociales, particularmente las movilizaciones sociales que por doquier parecen brotar por el mundo, ya sea en Grecia, en Egipto, en España, en Israel, en Chile, en Inglaterra, no podemos sino constatar un dato objetivo. Protagonizamos un momento de mutación socio-cultural cuyas raíces están asociadas al derrumbe de un proyectohistórico y de las instituciones resultantes del mismo. Nos referimos a la “cultura de la ilustración” y a la apuesta, (que de allí se desprendió), en el hombre y su sola capacidad de racionalidad para emprender ese expectante camino hacia el “progreso indefinido”, nueva fe salvítica, inmanente que inundará las almas del hombre moderno, ya despojado (por inútil), de todo dato trascendente.
Las luces dealerta la encendieron los críticos de Frankfurt, que en el intento por salvar a Marx del siglo 20, tomaron pronta nota de que la verdadera dificultad no era Marx ni el materialismo histórico, que ya por entonces (1920) parecía sucumbir no sólo al fracaso del pauperismo pronosticado por Marx; sino, también, y de manera aún más trágica, ante la imposibilidad (real) de la consciencia de clasesenfrentada a la ignorancia y rebeldía de quienes se supone estaban llamados a ser el germen de destrucción del modo de producción capitalista como paso previo a la síntesis (hegeliana) del comunismo.
No obstante, el problema parecía estar fundado en la esencia de un proyecto histórico que comenzaba a hacer trizas sus propios fundamentos. La modernidad como proyecto histórico comenzaba a crujir y nosería sorpresa la angustia de aquellos notables intelectuales al percatarse como la “racionalidad” (núcleo de nuestra apuesta) era capaz de alcanzar estadios de “irracionalidad” (y de deshumanización como efecto). Aquello, por cierto, adelantaba un debate crucial para entender lo que sobrevendría. Si la modernidad sucumbía, ¿qué quedaba de todo aquello?, al final de cuentas, como más de alguna...
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