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Sentado en un frio y oscuro anden, se encuentra un afligido hombre, cuyo traje que ya se nota bastante sucio y arrugado hace pensar que lleva horas allísentado. Las evidentes lágrimas que escurren por su rostro y su atareado traje y que además intenta detener con amargos tragos de un aguardiente barato; sonclaros signos de que no tuvo un buen día. Sin darse cuenta aún de que está siendo observado ya hace un largo rato desde el otro lado de la calle, el hombre parecesucumbir cada vez más en su pena, pues es que esta escena fue suficiente para que un personaje detuviera su marcha y con una mirada de inquietud y nostalgia observara aaquel desdichado hombre, deseando tal vez pasar la calle y poder preguntarle ¿qué pena le aqueja?, fantaseaba con la idea de que este hombre le brindara laoportunidad de el ser su compañía, ¿y por qué no? su concejero, su amigo o solo su acompañante de penas. O ¿tal vez sería el algo inoportuno?, quizá el hombre soloquiera estar solo en su pena. Al fin y al cabo no sabría cómo reaccionará este hombre si no lo intenta, La duda lo atormentaría si siguiera su camino solitario, porcierto aún sin rumbo. Entonces de forma valiente y arriesgada cruza la calle con la mirada fija en aquel hombre, olvida percatarse de un auto que a elevada velocidadlo desploma...
Aquel apenado hombre de la sombría acera al oír el estruendo levanta su rostro y fija su desinteresada mirada hacia el centro de la calle y alobservar la pesarosa escena vuelve su atención al suelo. Y murmulla - Otro estúpido perro que causa un accidente. -



Juan Sebastián Hurtado
04/08/2013