Choque de civilizaciones
habían tenido un éxito limitado. Casi todas las civilizaciones no occidentales se
resistían a la presión de Occidente.Entre ellas se encontraban países hinduistas,
ortodoxos, africanos y, en alguna medida, incluso latinoamericanos. Sin embargo, la
mayor resistencia a los esfuerzos de democratización occidentalesprocedía del islam y
de Asia. Esta resistencia hundía sus raíces en los movimientos más amplios de
afirmación cultural encarnados por el Resurgimiento islámico y la afirmación asiática.
Los fracasosde los Estados Unidos con respecto a Asia se debían principalmente a
la creciente riqueza económica de los gobiernos asiáticos y a su confianza cada vez
mayor en sí mismos. Los publicistas asiáticosrecordaban reiteradamente a Occidente
que los viejos tiempos de dependencia y subordinación habían pasado y que el
Occidente que en los años cuarenta producía la mitad del producto económicomundial, dominaba las Naciones Unidas y había redactado la Declaración Universal de
los Derechos Humanos había pasado a la historia. «[L]os esfuerzos por promover los
derechos humanos en Asia», afirmabaun representante de Singapur, «deben tener
también en cuenta los cambios en la distribución del poder en el mundo de posguerra
fría... La influencia occidental sobre el este y el sudeste asiático seha visto
enormemente reducida.»13
Tiene razón. Mientras que el acuerdo entre los Estados Unidos y Corea del Norte
en materia nuclear se podría llamar con propiedad una «rendición negociada», lacapitulación de los Estados Unidos ante China y otras potencias asiáticas en cuestión
de derechos humanos puede considerarse una rendición incondicional. Tras amenazar
a China con negarle el trato denación más favorecida si no se mostraba más favorable
en materia de derechos humanos, el gobierno de Clinton vio primero a su secretario de
Estado humillado en Pekín, donde no se le ofreció ni...
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