Christopher Pike Serie Fantasville 01 La Senda Secreta
Para Pat, mi editor
1
Adam Freeman no tenía previsto que su familia se trasladara a Fantasville, y, por supuesto, no lo había decidido él. Con sólo doce años no tenía mucho que decir cuando se tomó la resolución de mudarse allí. Sus padres dijeron simplemente que debían hacerlo por razones de trabajo. Como es lógico, cuando le hablaron de Fantasville, no se refirieron de ese modo a su lugarde destino. El nombre oficial del pequeño pueblo que se alza a la orilla del océano es Springsville.
Sólo los niños que allí viven lo llaman con ese apelativo, Fantasville, más atemorizador, es cierto, pero también más apropiado. Ellos son los únicos habitantes del pueblo que saben lo que ocurre, que conocen los extraños hechos que tienen lugar cuando llega la noche.
O incluso durante el día.Esto es lo que ocurre en Fantasville.
No todos sus monstruos aguardan hasta que el Sol se pone para hacer su aparición...
Mientras ayudaba a descargar el camión que su padre había alquilado para la mudanza y trasladaba sus cosas hasta la que sería su nueva habitación, Adam no pensaba en monstruos ni en nada sobrenatural. Pero aquella situación cambiaría muy pronto. Vaya si cambiaría. Y de un modoextraordinario.
—Adam —le llamó su padre desde el camión—, ¿podrías echarme una mano con esta preciosidad de sofá?
—Claro —contestó Adam, dejando en el suelo la caja que sostenía entre las manos.
A Adam le encantaba participar en la descarga del camión, aunque sus músculos estuvieran todavía poco entrenados pese a haber ayudado ya un par de días antes, cuando emprendieron el viaje desde KansasCity, Missouri.
Su padre, un hombre corriente, había conducido de un tirón hasta el pequeño pueblo de la Costa Oeste. Él, por su parte, pasó la mayor parte del tiempo durmiendo sobre una colchoneta que había dispuesto para ello en la parte posterior del camión. Aun así, había sido un viaje duro.
Adam era bajito para su edad, pero últimamente estaba creciendo con rapidez y se imaginaba que muypronto alcanzaría una altura razonable. El problema era que ahora, tras la mudanza al nuevo pueblo, ya no tenía a nadie con quien comparar su estatura y ver sus progresos. Todos sus amigos se hallaban a miles de kilómetros de distancia.
Durante unos momentos se dejó llevar por los recuerdos y pensó en Sammy y Mike. Luego subió al camión para continuar con la tarea, pero sin dejar de pensar enellos. Se preguntó qué estarían haciendo sus amigos en aquel preciso instante.
Su padre hizo una pausa para observarle.
—¿Qué significa esa mirada? —le preguntó—. ¿Ya sientes nostalgia de Kansas City?
—No... —dijo Adam, encogiéndose de hombros.
—No te preocupes —le aconsejó su padre, pasándole con afecto la mano por los cabellos—. Verás cómo muy pronto harás nuevos amigos. No todos los chicossimpáticos viven en el Medio Oeste. —Y con una expresión picara en su rostro, remató—: Y tampoco están allí todas las chicas guapas.
Adam arrugó la frente mientras se inclinaba hacia delante para coger uno de los extremos del sofá.
—No me interesan las chicas. Y por lo que se ve... ellas tampoco se interesan por mí.
—Precisamente cuando tú no demuestras el menor interés por ellas empiezan aperseguirte.
—¿De verdad?
—Algunas veces sucede así... si tienes suerte —respondió su padre, inclinándose a su vez para coger el otro extremo del sofá—. Y ahora, presta atención, lo levantaremos a la de tres... ¿Estás preparado? Bien, entonces... allá vamos... uno... dos...
—¿Por qué el tío Peter le llama «el sofá del amor»? —inquirió Adam, que sentía curiosidad por muchas cosas, incluso por aquellas quefingía que no le importaban en absoluto.
—Porque tiene el tamaño adecuado para que sólo se siente en él una pareja. Por eso también se llama «sofá para dos». Bien... y ahora qué te parece si acabamos con esto. ¿Estás preparado? Uno... dos...
—¿Sabes, papá...? En realidad no conocía a ninguna chica en Kansas City —añadió Adam precipitadamente.
Su padre se detuvo una vez más y se irguió para...
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