Ciceron
Obra breve, de fácil y rápida lectura, indiscutiblemente, es también de gran actualidad, pues en los consejos del autor a su hermano uno no puede dejar deimaginarse a cualquier asesor al uso de nuestros políticos actuales: adula, gánate al apoyo de tus amigos, recuerda a quien te tiene que apoyar y votar los favores que les has hecho, promete favores,sonríe, no te enemistes con nadie, rodéate de gente que hable constantemente bien de ti,…Todo un prodigio de política electoral, pero de esa política triste y ramplona que ni ilusiona, ni hace creceren libertad.
Dos mínimas consideraciones:por un lado, mientras lo he leído, han resonado fuertemente en mí los recuerdos de un joven político que en tiempos de la república se quejaba amargamentede que la política de partidos liberal hiciese que los partidos empleasen el 90% de su tiempo en captar o mendigar el voto, quemando estérilmente las fuerzas de la nación; y por otro lado, no puedodejar de reconocerles que me ha dejado un sabor amargo comprobar una vez más que el estado de desarrollo moral y cultural de nuestro tiempo no supera el juicio de la Historia.
Forzoso es quenuestra generación dedique parte de sus energías a recuperar el tono histórico de las épocas en que los sistemas se construían para el hombre, y no el hombre para el sistema.
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