Ciclo Alterno
De contextura escueta y verdaderamente histriónica, Carla trabaja en una agencia de publicidad en el área de comunicación estratégica y marketing político, pero vive a diario una suerte dedispersión de la cotidianeidad que la ubica frente a la vida como una espectadora, como si su posición siempre fuese la misma frente a un rodaje constante que jamás se queda sin película.
El constante cambio de todo lo que ocurre no es sutil y nada suele pasar porque sí. Se obsesiona con los fondos de las cuestiones y con las teorías conspirativas. Insolente con la historia e inquisitiva.Algunos cuentos publicados en el libro:
El fin
Sintió cómo la mañana envolvía entre sus sábanas la calidez del sol que entraba por la ventana. La luz entraba pareja iluminando toda la habitación. Los espejos ayudaron a conservar el ambiente mientras remoloneaba entre almohadones que sin intención la habían rodeado.
Cuando abrió los ojos sintió el aroma del desayuno entre sus pestañas y loidentificó al instante: la cocina, las hornallas y los fierros que se calientan a fuego medio. La tostadora, la cafetera eléctrica y el crujir del agua caliente que atravesaba el filtro de papel color madera repleto de granos de café molido.
Estiró las piernas, los brazos y salió de la cama. Bajó las escaleras, no se lavó la cara, y sintió el parqué tibio del living. Era otoño. En la cocina no había nadiey sólo alcanzó a ver el verde brillante del jazmín del paraíso que estaba del otro lado de la ventana.
La tele estaba prendida y el olor ahora venía del garaje. Un olor tan particular que sólo podía compararse con el de las tiendas de locomotoras de colección a escala que venden en Once. Era una mezcla de plomo y metal como lo que deja en el aire un cable que acaba de entrar en corto. Olor aelectricidad.
La maqueta estaba armada. Las vías, los trenes y vagones, las diminutas casas, las calles, los árboles, los cables de luz y los galpones. Las barreras, el pasto de mentira, los autos que se movían y las personas pegadas a la madera.
El ruido de la locomotora, y de los vagones que la seguían, una perilla que llegaba al tope y volvía al cero. Descarrilaban, volvían a andar. En la cocherahacía frío, y ella había bajado descalza. Miraba con atención el recorrido que repetían los trenes una y otra vez, alrededor de los muñecos y las casas sin vida.
Tenía hambre y prefirió subir en busca de algo caliente. La carrera del domingo sonaba de fondo y nadie entendía de autos. El murmullo era suave y seguía con la cara sucia. Cuando pisó el último escalón alcanzó a reconocer el lugar queocupaba la mesa redonda de madera y las cinco sillas, que una vez por mes daban vuelta para cambiar las felpas de sus patas, pero estaba vacío haciendo honor a lo que no está más.
Sintió la nostalgia que sentía cuando daba la última vuelta a la llave que cerraba la puerta de la casa de vacaciones, esa pesadez abrumadora que la acompañaba siempre en los viajes de vuelta, en cada árbol del camino,en los palos de luz, las tranqueras y en el sol cuando ya se está poniendo. La misma que la obligaba a retirarse ya de la playa después de ponerse la campera arriba del buzo.
Algo no estaba en su lugar, estaba suelta.
Luna nueva - Día 10
Después de casi veinte horas de viaje en bus, llegó a Pipa. La famosa Pipa. Turística, reconocida, rústica y colorida, está de moda. Las familias,...
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