Cien Años De Soledad
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo, en ese entonces, era una pequeña aldea de unas veinte casas construidas a la orilla del río a la que todos los años, por el mes de marzo, los gitanos, dirigidos por Melquíades, visitaban Macondo y llevabanlos adelantos de la ciencia. Primero llevaron el imán y la gente se asombró cuando vio que los clavos y las cacerolas cobraban vida propia e iban detrás de los lingotes imantados. José Arcadio Buendía pensó que así podría encontrar oro. Melquíades, que era honrado, lo previno: "Para eso no sirve"; pero no lo convenció. José Arcadio Buendía, entusiasmado con hacerse rico, exploró todo Macondo consus imanes y solo encontró una armadura antigua.
Cuando volvieron los gitanos, llevaron el catalejo y mostraron a una mujer que estaba al fondo de la colina tan cerca como si estuviera a un metro. "La ciencia ha eliminado las distancias", pregonó Melquíades. También llevaron la lupa y demostraron que concentrando los rayos de sol en un punto determinado, se podía prender fuego. José ArcadioBuendía pensó que las propiedades incendiarias de la lupa podrían tener usos más importantes que quemar unas hojas secas y diseñó una compleja arma de guerra; además redactó un didáctico manual y lo envió por correo a las autoridades del gobierno, convencido de que lo citarían para que adiestre a sus ejércitos en el uso de su nueva tecnología, pero se equivocó nuevamente. Pero Melquíades, como prueba desu honradez, le dio a cambio de la lupa unos mapas y unos instrumentos de navegación. José Arcadio Buendía empezó nuevamente a ensimismarse en sus experimentos, observaba al sol y a las estrellas y un día, a la hora del almuerzo, soltó su descubrimiento:
―La tierra es redonda, como una naranja.
Úrsula, su mujer, creyó que se había vuelto loco; pero cuando volvieron los gitanos, Melquíadesse encargó de desagraviar a José Arcadio Buendía diciendo que, en efecto, la tierra era redonda. Además le regaló un laboratorio de alquimia. Escuchando los relatos de Melquíades, José Arcadio Buendía descubrió que podía conseguirse la piedra filosofal y doblar el oro. Emocionado, le pidió a Úrsula permiso para desenterrar sus monedas, luego las metió en un caldero, echó hierbas, minerales, grasade cerdo y lo hirvió todo junto. Al final, el oro se había convertido en una sustancia pastosa aplastada en el fondo del caldero.
Cuando volvieron los gitanos, la población se sorprendió al ver a un Melquíades juvenil, cuando la última vez estaba decrépito. "En el mundo están ocurriendo cosas increíbles ―le decía José Arcadio Buendía a Úrsula―. Ahí mismo, al otro lado del río, hay toda clase deaparatos mágicos, mientras nosotros seguimos viviendo como los burros".
Al inicio, José Arcadio Buendía fue el más trabajador del pueblo; distribuyó uniformemente las casas para que todas reciban igual cantidad de sol y desde todas se llegue al río con la misma cantidad de pasos. También había llenado el pueblo de pájaros que cantaban al unísono y llenaban al pueblo con sus trinos. Así quecuando llegaron los gitanos, dijeron que se habían guiado por el canto de los pájaros. Desde entonces José Arcadio Buendía enloqueció pensando en la alquimia y emprendió la tarea de encontrar una ruta que uniera a Macondo con los grandes inventos. Lo ayudaron varios hombres del pueblo y viajaron por muchos días por senderos desconocidos, abriendo trocha con sus machetes, comiendo carne de guacamayosy pasando por terrenos fantasmales hasta que, después de dos semanas de aventuras, encontraron un barco en el desierto, en mitad de la nada. José Arcadio Buendía no se desalentó y continuó por cuatro días más hasta que llegó al mar, un mar sucio y espumoso que terminó de humillarlo.
― ¡Carajo! ―gritó― Macondo está rodeado de agua por todas partes.
Úrsula impide un nuevo viaje de su...
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