CIENCIA_Y_SOCIEDAD UNA MIRADA DESDE LA ETICA
Fortaleza
Existe otro error acerca del concepto de justicia, en el fondo completamente liberal, pero no solamente restringido al llamado 'siglo del liberalismo'. Dice así: es posible poseer la justicia sin la fortaleza. No es tanto un error que afecte a la esencia de la justicia como a la concepción de 'este' mundo en el cual lajusticia ha de realizarse, pues 'este' mundo está constituido de tal forma que la justicia, como el bien general, no se 'impone' por sí sola sin que la persona esté dispuesta incluso a la muerte. El mal tiene poder en 'este' mundo, este hecho se pone de relieve en la necesidad de la fortaleza, que en realidad, no es otra cosa que la disposición para realizar el bien aun a costa de cualquier sacrificio.Así, la misma fortaleza es, como dice San Agustín, un testigo irrefutable de la existencia del mal en el mundo.
Es, por otra parte, una mala réplica al error liberal, e igualmente falso, opinar que se puede ser fuerte sin ser justo. La fortaleza como virtud existe sólo donde se quiere la justicia. Quien no es justo no puede ser bueno en el verdadero sentido. Santo Tomás dice: 'La gloria de lafortaleza depende de la justicia'. Es decir, sólo puedo alabar la fortaleza de alguien si al mismo tiempo puedo alabarle por su justicia. La fortaleza verdadera está, pues, esencialmente ligada al deseo de justicia.
No es menos importante saber que la idea de fortaleza no es idéntica a la de una agresiva temeridad a toda costa, e incluso existe una temeridad contraria a la virtud de la fortaleza.Para mayor claridad, conviene considerar qué lugar ocupa el temor en la vida del hombre. La 'charlatanería' superficial de la vida cotidiana, en principio tranquilizadora, tiende a negar la existencia de lo terrible, o bien a situarlo en la esfera de lo aparente o inexistente. Esta 'tranquilización', eficaz o no, existe en todas las épocas y se encuentra hoy con oposición notable, ya que ningúnconcepto de la literatura profunda -filosófica, psicológica y poética- de nuestra época juega un papel tan importante como el del miedo.
Otra forma de manifestar aquella inocuidad de la vulgar existencia es un estoicismo nuevo, 'proclamado' por un círculo de hombres para los cuales el recuerdo de los sucesos de las guerras mundiales es una destrucción que encierra la promesa y amenaza de unascatástrofes apocalípticas aún más violentas. La existencia es, en todo caso, horrible, mas no existe nada que lo sea tanto que el fuerte no pueda soportar y sobrellevar con grandeza. Leyendo los libros más personales de Ernst Jünger, una de las cabezas más notables de aquella stoà nueva, se comprende que todos los sueños de estos 'corazones aventureros' sean pesadillas.
Hay que observar que sería pocomenos que ridículo el recoger estos hechos con cierta 'satisfacción' y hasta ironía. Seguramente son estas pesadillas una respuesta a la verdadera situación metafísica del Occidente, humanamente más elevada y objetivamente más adecuada que un cristianismo que se consuela con razones culturales superficiales sin haber penetrado aún en su propia profundidad. En dicha profundidad late la últimarespuesta cristiana a esta cuestión: el concepto del temor de Dios. Este concepto se está desvaneciendo en la conciencia universal cristiana y está a punto de convertirse en algo vacío e insustancial para ella. El temor de Dios no es simplemente la mismo que el 'respeto' al Dios absoluto, sino verdadero temor en el sentido estricto de la palabra. Común a temor, miedo, susto, horror y terror es que todasson respuestas diversas a las diferentes formas de mutilación del ser, cuyo último término sería propiamente la aniquilación.
La Teología cristiana no piensa en negar la existencia de lo terrible en la vida humana; por otra parte, nada más lejos para la doctrina cristiana de la vida que afirmar que el hombre no deba temer lo terrible. Pero al cristiano le interesa el ordo timoris, el orden del...
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