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La Central Asháninka del Río Ene ha registrado 82% de desnutrición crónica. Unicef señala que políticas públicas no están orientadas apueblos indígenas
Satipo. Si Loyola Díaz pudiera ver su vida a partir de cifras, tampoco la entendería. Tiene 11 meses de nacida, mide cerca de 50 cm y pesa unos cinco kilos. Pese a los anuncios positivosdel Ejecutivo, no es parte de ese 81,9% de niños menores de 5 años que no tiene desnutrición crónica. Se ha quedado, como lo hicieron sus padres y tal vez sus abuelos, en ese círculo de retraso,pobreza, lejana de los promedios nacionales que ocultan realidades.
Para aumentar inequidades, es una niña asháninka en medio de un sistema público que habla español y dentro de una comunidad vulnerablecomo es el Vraem. Y cuando nació lo hizo con labio leporino. Es por eso que por más que intentó, su madre Hermelinda no pudo darle de lactar lo necesario. Con la piel encogida a los huesos y el pelodecolorado propio de la desnutrición, Loyola aún mantiene una mirada tierna, libre de cifras desesperanzadoras.
En el puesto de salud de Unión Puerto Asháninka, uno de los dos a lo largo de la cuencabaja del río Ene, dentro de la selva de Junín, el 82% de los niños que se van a atender sufre de desnutrición. Estos datos fueron recogidos por la Central Asháninka del Río Ene (CARE) y agrupan a losdistritos de Mazamari, Río Tambo y Pangoa, en la provincia de Satipo.
Ruth Buendía, presidenta de la organización, dice que no se puede justificar en sus costumbres indígenas. “Somos madres comocualquiera y queremos que nuestros hijos mejoren. Yo soy asháninka, pero queremos las mismas oportunidades que tienen en las grandes ciudades”, dice.
Uno podría entender que la desnutrición es solo nocomer bien. Pero cuando se conoce que el 90% del cerebro del ser humano se forma en los primeros tres años y que este depende de la cantidad y calidad de nutrientes que se ingiera, estamos hablando de...
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