ciencia
Fujimori no es un patrimonioexclusivo de Perú, porque como el cebiche en asuntos de paladar, fue exportado como ‘milagro’ de orden y economía, como solución rápida al caos, como atajo hacia el anhelado paraíso liberal de Repúblicafuerte y pobreza campante.
A mi me estremece la simple escritura del término y pensar que la palabrita ha tenido descendencia me inquieta más. Por eso me escandaliza el titular “El mercado prefiere aFujimori”. No me extraña, me escandaliza, porque lo que quiere 'el mercado' es continuar con el muy lucrativo modelo ultraneoliberal de Alan García que tan buenos réditos ha dado a la élite peruana yque mantiene a la mayoría de la población en estado lamentable.
La derecha latinoamericana jamás evolucionó. De la herencia colonial de cacicazgos, corrupción y chulería le queda todo y, sin embargo,no aprendió nada de los tímidos reformistas burgueses del Norte o incluso de la autodenominada civilizada Europa.
No olvido que mi salida como responsable del diario La Tribuna de Managua se comenzóa cocinar en abril de 2007 cuando escribí un duro editorial contra la toma a sangre y fuego de la embajada de Japón en Lima por las tropas de Fujimori. En aquella época, aunque moleste recordarlo, lasderechas más ‘civilizadas’ de buena parte de Latinoamérica soñaban con tener un Fujimori local que trajera el orden y la esperanza a sus atemorizadas vidas de conjunto residencial cercado y cochesblindados. Tener tanto da mucho miedo. Y, en aquellos años, contradecir esa posición o hablar de Derechos Humanos era casi como suscribirse a Sendero Luminoso.
Fujimori no era el primer caso degobernante autoritario que levantaba pasiones en la región (y fuera de ella). Pinochet era un modelo para la economía continental, pero la mala fama de las desapariciones, torturas y otros desmanes...
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