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Fonseca recordó que cuando empezó las excavaciones y encontró los primeros vestigios no podía creer que nofuera inca.
“La primera sensación fue de emoción, pero había que tener cautela, hasta que tuve en mis manos la primera pieza completa y grité de emoción porque me di cuenta de que allí había algogrande”, señaló.
Manifestó que ingresó a la Dirección Regional de Cultura de Cusco en el 2008.
“En ese momento tenía 29 años, estaba soltero y era el nuevo, así que tenía que ir a donde memandaran. Cuando llegué al lugar sentí una conexión especial con la zona, casi como si me invitara a quedarme y allí me quedé, trabajando en un lugar agreste lleno de vegetación con muchas limitacionestécnicas y de materiales, prácticamente incomunicado debido a la geografía de la zona, junto a mi equipo, con quienes procuramos trabajar codo a codo”.
Con su equipo realizó las excavacionesarqueológicas retirando capas de tierra nivel por nivel. “Todos los objetos encontrados fueron extraídos con mucho cuidado adoptando todas las medidas de seguridad posibles.
El problema fue llevarlas alCusco. Cuando tuvimos las piezas en nuestras manos tuvimos que transportarlas en una caravana a pie entre todos los miembros del equipo, que sumábamos unos 20, entre comuneros de la zona de Espíritu Pampay especialistas de Cusco”.
“A las 4 de la mañana de un sábado de noviembre del 2010 empezamos una caminata de muchas horas hasta el poblado mas próximo donde podríamos encontrar movilidad, pero nosencontramos con un derrumbe de por medio y tuvimos que seguir a pie. Cuando horas más tarde llegamos a Quillabamba y pudimos por fin tomar un bus hasta Cusco fue un descanso, pero todavía...
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