ciencias soclaes
Mar, 20/01/2009 - 03:16
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Por Maritza Espinoza
mespinoza@larepublica.com.pe
Cuando, hace casi cuatro años, señalé que, a juzgar por los síntomas, la música criolla se estaba muriendo, tuve quesoportar un cargamontón de criollófilos enfurecidos que me acusaban de antipatriota, de desorejada, de vivir fuera de la realidad, en fin, nada que no hubiera escuchado antes, pero encantidades industriales. Claro que, hurgando un poco entre los remitentes, me encontré con que casi todos eran peruanos afincados por décadas en otros países (¡hubo uno que meescribió desde Islandia!), lo que explicaba su apasionamiento: ha de ser difícil que alguien nos diga que la música que acuna nuestros recuerdos está extinguiéndose.
Hace unos días, apropósito del aniversario de Lima, una encuesta de la Universidad de ídem acaba de darme la razón: casi la mitad de los habitantes de la otrora ciudad de los virreyes considera que lamúsica más representativa de la limeñidad es... la cumbia. Apenas un 22 por ciento piensa que el vals criollo todavía representa a la ciudad donde antes reinó por salones y callejones.Si eso no es morir de muerte natural, es una agonía bastante prolongada, puesto que hace más de tres décadas se compuso el último vals de éxito (Nuestro secreto, de Félix Pasache).Cómo será la cosa de grave que un viejo limeño como Augusto Polo Campos (nacido en Puquio, Ayacucho, para ser exactos) ha tenido que aceptar la realidad: su más reciente creación,el himno de la teletón, fue una cumbia. Estoy segura de que la compuso haciendo de tripas corazón, pero... ¿quién tararearía un vals a estas alturas? ¿Deyvis Orosco?
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