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Si navegamos por el Mediterráneo encontraremos situada en el sudeste de Europa, en la porción más sureña de la península Balcánica incluyendo casi 2,000 islas, se encuentra la República Helénica (Elliniki Dimokratia), más conocida por nosotros por el nombre de Grecia.
Nuestras palabras "Grecia" y "griego" fueron heredadas de los romanos. Ocurrió que un grupo de helenos emigró a Italia algúntiempo después del Período Micénico (la parte más meridional de Italia está separada de la Grecia noroccidental por una extensión de mar de sólo unos 50 kilómetros). Los miembros de la tribu que emigró a Italia se llamaban a sí mismos "graikoi", que en la lengua latina de los romanos se convirtió en "graeci". Los romanos aplicaron este nombre a todos los helenos, perteneciesen o no la tribu de losgraikoi. En castellano, esta palabra se ha convertido en "griegos".
Los griegos fueron en su época un pueblo como todos y, como todos conocieron durante siglos el lento trajinar de la vida primitiva, que no siempre conduce a la civilización. Aun en el período de esplendor cultural en que florecen y se multiplican sus obras maestras, y que corresponde al siglo de Sófocles, de Hipócrates y delPartenón, el pueblo griego siguió manteniendo y cultivando supersticiones y costumbres tan extravagantes, tan primitivas por su mera grosería o su crueldad terrible, que podría juzgárselo muy lejos de toda civilización.
Año tras año, a fin de asegurar el retorno de la primavera, Atenas celebraba con solemne pompa las bodas de Dionisios, el dios cabrío o toro con la "reina" de la ciudad, esposa delprimer magistrado, o arconte rey. Se abría para la ocasión un templo de la campaña ática, clausurado durante el resto del año. Conducido por las autoridades democráticamente elegidas, el pueblo acudía en procesión a buscar una vieja estatua de madera del dios, y la transportaba en medio de cánticos a la casa del "rey", para que pasara la noche en el lecho de la "reina". (Esta princesa debía serciudadana ateniense por nacimiento, y haberse desposado virgen con su esposo, el magistrado). El matrimonio de la primera dama de Atenas y el dios aseguraría la fertilidad de los campos, las viñas y los huertos, la fecundidad de los rebaños y de las familias.
La Fiesta de las Flores (Anthesterias) se celebraba en Atenas a fines de febrero. Cada familia saboreaba en esta oportunidad el vino nuevoque le llevaban especialmente del campo. El segundo día de la fiesta se hacía un concurso público de bebedores, cuyo ganador era el primero en apurar su jarro de un sorbo, después que el heraldo daba la señal. Nada hay que objetar a esto, ya que el vino es cosa altamente civilizada. Por desgracia, al tercer día se despertaban los muertos sedientos y hambrientos, y reclamaban su parte en el festín.Se los oía correr, invisibles, por las calles de ciudad. Gran alarma. Todo el mundo trancaba su puerta, no sin haber dejado sobre el umbral, en una marmita de barro destinada al efecto, una especie de sopa improvisada con toda clase de granos, que los vivos se guardaban bien de tocar. Ese día los hombres protegían a los dioses contra los muertos. Así como ellos mismos se atrincheraban en sus casas,amurallaban a los dioses en sus templos. Gruesas cuerdas cercaban todo el recinto del santuario, preservando la inmortalidad de los dioses del contagio de la muerte. Tras lo cual, saciados los difuntos con la sopa que sin embargo no había disminuido, ya que los invisibles se alimentan en forma invisible, se los despedía hasta el año próximo.
Existía también la práctica del chivo emisario ofarmakós (no será lo que nosotros conocemos como chivo expiatorio), remedio contra los grandes flagelos que se descargaban súbitamente sobre las ciudades. Esto ocurría en Atenas y en los grandes puertos comerciales de Jonia, durante los siglos VI y V a.C., en esa alborada de la civilización que hoy nos parece tan luminosa, tan fértil en promesas ya cumplidas. Florecían en las ciudades las estatuas...