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Una herida en Berlín El muro de Berlín, uno de los símbolos del siglo XX, comenzó siendo una sorpresiva barrera de alambre de espino y policía armada. El 12 de agosto de 1961 la República Socialista Alemana selló sin previo aviso sus fronteras conAlemania Occidental y esa misma noche levantó una alambrada que impedía el tránsito de personas entre la zona comunista de Berlín y la zona aliada y sedetuvo el tráfico del transporte que comunicaba ambas partes de la ciudad.Enpoco tiempo, crecería una muralla de 50 kilómetros que partiría Berlín drásticamente en dos durante casi treinta años y se llevaría la vida de centenares de personas que trataron de sobrepasarla. La construcción llenó las fronteras de laRDA de soldados soviéticos en previsión de una reacción armada por parte de losaliados. Las primeras horas tras el bloqueo de Berlín Este fueron de nerviosismo. Se esperaba la respuesta americana y no se descartaba un levantamiento popular en la zona comunista. Al fin y al cabo, el verdadero motivo por el que se levantaba aquel teórico «muro de protección antifascista» era poner fin al flujo de emigración entre la RDAy la RFA.Muchas de los que querían establecerse enOccidente eranjóvenes y profesionales cualificados, lo que suponía una grave pérdida para sus países. ¿Serían las alambradas y el control policial capaces de frenar los deseos de huir? El corresponsal de ELCORREO en Alemania, Ángel Zúñiga, lo dudaba y se preguntaba cuál sería la actuación estadounidense si «los habitantes de la zona comunista originan una revuelta y son aplastados por las autoridades de aquellazona». Al día siguiente se supo que Kennedy optaba por elevar sus protestas ante Moscú por la vía diplomática. El canciller de la RFA, Konrad Adenauer, pidió calma a la población civil, pero más enérgica resultó la reacción del alcalde de Berlín, Willy Brandt, que convocóel 16deagostounahistóricamanifestación frente al ayuntamiento de Schoeneberg. Trescientos mil berlineses escucharon unaspalabras que al día siguiente recogió EL CORREO. «Ninguno denosotros y nadie en elmundo puede permanecer indiferente ante lo que ocurre en el sector Oriental», dijo. «Hemos de decirles a nuestros compatriotas de allende las alambradas cuánto odio y amargura abrigan estos días nuestros corazones. Nadie oye vuestra opinión, conciudadanos y compatriotas nuestros, que en estos días lleváis la carga máspesada ». Una herida en Berlín El muro de Berlín, uno de los símbolos del siglo XX, comenzó siendo una sorpresiva barrera de alambre de espino y policía armada. El 12 de agosto de 1961 la República Socialista Alemana selló sin previo aviso sus fronteras conAlemania Occidental y esa misma noche levantó una alambrada que impedía el tránsito de personas entre la zona comunista de Berlín y la zona aliaday se detuvo el tráfico del transporte que comunicaba ambas partes de la ciudad.Enpoco tiempo, crecería una muralla de 50 kilómetros que partiría Berlín drásticamente en dos durante casi treinta años y se llevaría la vida de centenares de personas que trataron de sobrepasarla. La construcción llenó las fronteras de laRDA de soldados soviéticos en previsión de una reacción armada por parte de losaliados. Las primeras horas tras el bloqueo de Berlín Este fueron de nerviosismo. Se esperaba la respuesta americana y no se descartaba un levantamiento popular en la zona comunista. Al fin y al cabo, el verdadero motivo por el que se levantaba aquel teórico «muro de protección antifascista» era poner fin al flujo de emigración entre la RDAy la RFA.Muchas de los que querían establecerse enOccidenteeran jóvenes y profesionales cualificados, lo que suponía una grave pérdida para sus países. ¿Serían las alambradas y el control policial capaces de frenar los deseos de huir? El corresponsal de ELCORREO en Alemania, Ángel Zúñiga, lo dudaba y se preguntaba cuál sería la actuación estadounidense si «los habitantes de la zona comunista originan una revuelta y son aplastados por las autoridades de...