Científicos y humanistas.
Sin embargo, ha habido un continuoesfuerzo por vincular terrenos aparentemente distantes como la ciencia y el arte.
Y es que, tan sus científicos como humanistas saben que la ilusión de una sola verdad sea esfumado a la relatividaddiscursiva, como a la apertura de un saber influyente. En el prefacio de “la filosofía de las ciencias indoctivas”, publicado en 1840 por William Whewell, propuso el empleo de vocablos científicos paradefinir a los otrora llamados filósofos naturales. Desde entonces, la figura de estos últimos (quienes contaban en sus filas con prestigiados nombres como Newton, Lavoisier, Lyell) desapareció, paradar paso a la de los científicos.
En las “dos culturas”, C.P. Snow rastrea la industrialización de las disciplinas científicas y, por ende, del significado de aquello a lo que se le confíe el carácterde científicos, así como el inicio de la incompatibilidad de los discursos pertenecientes a las ciencias y humanidades.
Al trasladar el caso que Snow recibiera, en 1959 a nuestros días, muchascuestiones permanecen inmutables y en espera de soluciones; no obstante otras mas han sido zanjadas y, desde luego, han aparecido nuevos. En este sentido hablar de las dos culturas hoy implica referirse ya no solo a los hombres de ciencia y los literales o, en términos de Snow, a los “científicos” y los “intelectuales”; sino a dos grandes bloques. Uno se acoge al amparo de las ciencias “duras” (sulenguaje, metodología y tradiciones), y el otro, el de las ciencias sociales y humanidades con su bagaje y sus subjetividades respectivas. En otras palabras, las dos culturas se han fortalecido ypolarizado.
No obstante, ello no implica que continúen distanciadas, pues aunque permanezca lo contrario ahora resulta inconcebible la investigación científica como un hecho aislado del entorno social....
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