ERNESTO VOLKENING: Ensayista alemán de cepa renano-palatina (Amberes, septiembre 13 de 1908 - Bogotá, 1982), Ernesto Volkening llegó a Bogotá en 1934. Fue al colegio en Worms, Düsseldorf y Hamburgo; luego estudió Derecho en las Universidades de Hamburgo, Franckfurt, Berlín, Heidelberg y Erlangen; en está última se graduó en 1933, con una tesis sobre el asilo diplomático. Empezó a colaborar conperiódicos y revistas literarias de la capital de Colombia en 1947. En ese año el Yürector de la revista Vida, AIvaro Mutis, le publicó una semblanza de Herman Hesse. Numerosos artículos, ensayos, reseñas y comentarios de cine, escritos en los años de 1947 a 1961, se hallan dispersos en la prensa bogotana y en órganos ya desaparecidos como la Revista de las Indias, Crítica, Ahora y Testimonio.Sería indispensable recogerlos en volumen, no sólo por la calidad intrínseca de los mismos, sino porque Volkening fue un pionero de la crítica de cine y del psicoanálisis «de observancia junguiana» en Colombia (su larga meditación sobre el pensador suizo, publicada en la Revista de las Indias, todavía se lee con provecho). En 1962 empezó a colaborar con la revista Eco, de la cual fue director desdemarzo de 1971 hasta diciembre de 1972. En ella se manifestó como un pensador inesperado: tradujo a Elías Canetti, Premio Nobel en 1981, cuando apenas se le conocía en Alemania; publicó en 1963 un ensayo sobre Gabriel García Márquez, y posteriormente, en 1967, un largo e inolvidable examen de Cien años de soledad; redactó un polémico artículo sobre los aspectos contradictorios de la apropiaciónde bienes culturales de raíz ajena, y una curiosa y fascinante digresión a propósito de un vicio tan colombiano como la paja. Anacronismo y agudeza: entre esos polos se movía su imaginación. «Antes escribió Juan Gustavo Cobo Borda-, cuando nadie hablaba de García Márquez, él fue el primero en hacerlo, con una lucidez aún vigente. Después, cuando todo el mundo repite, mal, lo que Volkening dijo,éste prefiere releer a Tácito, comentar a Mejía Vallejo o, resucitar, literalmente, a José Antonio Osorio Lizarazo». En Eco tradujo, además de Canetti, a Walter Benjamin (otro desconocido en los años sesenta), Georg Büchner, Hólderlin, Ernst Jünger, Herman Hesse y otros escritores alemanes. La mayoría de esas traducciones venían acompañadas de un prefacio en el que Volkening presentaba al autor yhacía algunas consideraciones en torno a su obra se llamaban "Lecturas ejemplares"; y también merecerían reunirse en un volumen. En 1974 publicó en México, en una modesta edición, Los papeles de Ludovico. Se trata de un relato autobiográfico de un viaje por los antiguos dominios del rey Carlos v. Sobresalen las páginas dedicadas a la infancia del autor (un tema obsesivo en todo lo que escribióVolkening) y las maravillosas evocaciones de Amberes. A1 año siguiente, el Instituto Colombiano de Cultura publicó el primer tomo de sus Ensayos; el volumen lleva como subtítulo Destellos criollos y, como lo sugiere el nombre, recoge textos, notas y reseñas sobre autores colombianos y latinoamericanos. En julio de 1976 apareció el segundo tomo; este Atardecer europeo incluye ensayos que reflejan lasprincipales obsesiones de Volkening: el psicoanálisis, la mitología, la historia, y al mismo tiempo revelan su exigente gusto literario: Kafka, Büchner, Benn, Proust, Heine. En 1980 comenzó a publicar en Eco fragmentos de su "Diario"; también aquí fue un pionero: desde Jorge Gaitán Durán, ningún escritor en Colombia había publicado su diario íntimo en vida. Lúcido, amargo, humorístico, el diariode Volkening abunda en muchas de las materias que analizan sus ensayos, pero a diferencia de ellos, lo hace en un tono aforístico: «Soy un Midas coprófilo: todo lo que toco se vuelve mierda». En 1982, tal vez como un curioso homenaje de Colombia a uno de sus principales autores, la Editorial Temis publicó su tesis de grado [Ver tomo 5, Cultura, pp. 157158].
Moisés Wasserman Lerner es un...
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