cinco reinas del desierto
Amira viajaba a lomos de su mula blanca, siempre fuerte, acompañada por su séquito de primas,Dalila, la flor pálida del desierto; Aloncia, la de caderas amplias y piel tostada; Marina, nacida del vientre del mar, no era más que una princesa sirena; y por último la pequeña Ángeles, la sublime y delicada hija de un rey perdido tras el ocaso de la luna sagrada. Por las venas de todas ella corría la sangre poderosa de una acaudalada familia cuya desgracia los llevó a la ruina, fueron las únicasque lograron sobrevivir a la terrible tragedia que acabó con su ciudad natal.
Eloir quedaba al norte del desierto Mundos, allí abundaba el agua, la comida, hombres fuertes y trabajadores. En un mundo tan árido aquella maravilla natural proporcionaba las provisiones al resto de los pueblos dependientes de sus cultivos.
Amira había llegado hasta Eloir con la idea de salvar a su familia,lamentablemente el tiempo no apremió su misión, cuando arribó solo se encontró entre las ruinas de los templos magnánimos y las murallas destruidas. Lamentaba su enorme descuido, por suerte el viaje fue recompensado y halló con vida a sus cuatro primas, de quienes juró hacerse cargo.
El viaje era peligroso, no podían arriesgarse a terminar las provisiones y mucho menos a padecer en una tormenta de arena,debían conseguir un refugio seguro cuanto antes. Amira se encontraba consciente de aquello, pero no pretendía precipitarse a tomar una decisión errónea que pudiese lamentar. Consultaba el mapa constantemente, no debía estar muy lejos de la corriente occidental, cerca de allí debería existir una saliente rocosa con pequeñas cuevas en las que refugiarse. Apuró el paso decidida a llegar antes delanochecer.
Comenzaba a oscurecerse el cielo cuando divisaron las cuevas, no les costó mucho esfuerzo descargar las mulas y escoger lugar en el que tumbarse a descansar. Llevaban tres días enteros de camino, y aun faltaba mucho para llegar hasta el siguiente poblado, aquel era el mejor escenario posible para acomodarse y recuperar fuerzas. Dalila se apresuró en búsqueda de leña y se propuso encenderuna hoguera, Marina entonó una hermosa melodía acompañada de su flauta brillante, se le daba muy bien la música, mientras las demás acomodaron las provisiones y armaron una improvisada tienda para dormir.
Amira se deshizo del velo que llevaba para cubrirse del sol, le dolía el cuerpo y la cabeza la sentía embotada. Necesitaba cambiarse y utilizar algo fresco, se quitó las botas curtidas y elpantalón de cuero gastado, para dar paso a una fina túnica de seda azul con bordados en plata, ahora la ligereza le permitiría moverse con mayor facilidad, sería la primera en montar guardia, realmente sería la única. Aunque adoraba a sus primas, estaba consciente de la enorme carga que estas representaban, todas ellas elegantes jamás habían movido un dedo para realizar algo por sí mismas, aquel erael error terrible que no permitió que su padre cometiera con ella. Amira era distinta, sabía moverse con sigilo, caminar entre las noches, sobrevivir al hambre, y no tenía ni pizca de distinción, lo reconocía y no se apenaba por ello.
Una vez resguardadas, repartieron una hogaza de pan duro que comieron acompañada con el delicioso queso de cabra tan popular de Eloir. Ángeles era la menor de susprimas, y a su vez la mas hermosa, iba ataviada por un delicado vestido color marfil y un manto blanco que hacía justicia a su nombre, también era indefensa y no conocía nada de supervivencia, debían cuidarla como un tesoro, era ella la legitima heredera para gobernar aquel desierto rojo.
Pronto se propusieron a descansar para continuar el camino con el primer rayo de sol.
A pesar del...
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