CINCO SIGNOS VITALES
¿Son saludables mis relaciones? Quizá puede oír que alguien le hace la pregunta a un consejero. Tal vez usted mismo haya hecho la pregunta. ¿Qué significa la pregunta? ¿Qué significa la salud desde el punto de vista de una relación?
He aquí lo que estoy aprendiendo en cuanto a lo que es saludable. Es una relación en la que cada persona se sienteapreciada, atendida, segura y amada. Cada persona se siente relativamente contenta con la vida y está creciendo.
En toda relación, sobre todo en el matrimonio, por lo general hay al menos cinco indicadores aceptados, o signos vitales, de la salud de esa relación.1 Esta semana haremos un examen minucioso de esos signos. Para hacer que el amor perdure para siempre, los cónyuges deben aprender cómoleer los signos vitales de su relación.
Si podemos identificar los signos de la salud, también podemos ver síntomas de mala salud que indican que "algo no anda bien aquí". Veamos algunos de esos síntomas en la historia de José y Sara. En determinado momento todos sus signos vitales eran negativos. Su matrimonio parecía un caso irremediable.
Hace unos diez años, después de varios años de casada,Sara se sentía tan hastiada de todo que decidió que había terminado el matrimonio. "¡Basta ya!" dijo ella. "¡No voy a pasar por esos altibajos emocionales nunca más!" Empacó algunas cosas y se fue de la casa.
"Yo no tenía mamá alguna a la que acudir", explica ella, "de modo que me metí en nuestra casa flotante y me encerré allí."
En cierto sentido esa casa flotante simbolizaba la raíz delproblema de la pareja. El padre de José, un alcohólico, nunca tuvo un trabajo por mucho tiempo. "Yo estaba determinado a ser todo lo contrario", dice José, que llegó a enviciarse con el trabajo, afanándose por largas horas para tener un negocio floreciente y proporcionar seguridad económica a su familia. Una de aquellas comodidades era la casa flotante. El disfrutaba de ese "juguete" lujoso y de otros,pagados por sus sacrificios profesionales. Y dio por sentado que Sara apreciaría el barco tanto como él.
Ella pudiera haber disfrutado del barco y lo que él representaba, pero eso no satisfacía ninguna inquietud interior. ¿Qué quería Sara? Se imaginaba y anhelaba un matrimonio amoroso. En el centro de aquella imagen estaba un esposo que le dedicara tiempo, hablaba con ella y le mostraba afecto.Ninguna casa cómoda ni un barco grande podían ocupar el lugar y la atención de un esposo amoroso.
En cuanto al afecto, Sara se sentía como si estuviera viviendo en una sequía perpetua. No había recibido lluvia durante meses. Entonces caían algunas lloviznas. ¡Oh, esto es refrescante! Quería que las lloviznas se volvieran aguacero, pero nunca tenía demasiada esperanza. No, no, algo va a suceder, yél volverá a detenerse. Esos pensamientos negativos hacían imposible que disfrutara siquiera de las lloviznas. Entonces efectivamente, pronto volvía a una sequía emocional.
El resentimiento de Sara se acumuló a través de los años. Le resultaba difícil expresarle sus pensamientos a José. Cuando lo intentaba, él la hacía silenciarse con vergüenza. "¡Tienes todas las maravillas del mundo!", insistía."¿De qué te quejas? Nunca habíamos estado mejor" Y las necesidades afectivas de ella permanecían insatisfechas, y sus sentimientos ignorados.
Se acumuló la tensión y la presión hasta que Sara decidió que no soportaría más y corrió hacia la casa flotante que estaba en el muelle. Roberto, miembro de su grupo pequeño, fue a hablar con ella. Era casi como un hijo para Sara, y ella siempre había sidofranca con él en el ambiente del grupo. Cuando él tocó a la puerta y se identificó, ella se mantuvo firme. "¡Vete! Basta ya. No quiero hablar". "Sara, no voy a tratar de cambiar tu modo de pensar", le dijo. "Solo quiero estar aquí y estar seguro de que estás bien". "¡No, no quiero verte!" insistió ella! "¡Vete!" Y eso, pensó ella, era la última palabra. Nada más se dijo, y pensó que Roberto...
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