Cinco Subculturas Informaticas
En la búsqueda de un modelo sociológico que explique la cultura informática, se perfilan cinco subsistemas con sublenguajes e imperativos distintos. La cuantificación, el conocimiento de sus desequilibrios, permitiría medidas prácticas para la política informática. No amanece día en el que los medios de comunicación dejen de servirnos noticia, artículo o comentario sobre las «nuevas tecnologías de la información», y en particular sobre la informática. Por el mismo conducto, nos enteramos del creciente menudeo de cursillos, seminarios, simposios, mesas redondas y toda suerte de eventos al respecto. Finalmente, los anuncios de computadores personales ocupan a veces páginas enteras de publicidad. Toda esta parafernalia transmite una sensación de pujanza técnica, realmente inexistentes o que no existe en el sentido que la costumbre da a esta expresión. La realidad se disimula bajo ropajes engañosos. Aquí vamos a referirnos en concreto a una de estas tecnologías nuevas, proponiendo un modelo socio técnico explicativo de la cultura informática, modelo que contiene claves sorprendentes para acercarse a la comprensión de la realidad camuflada. Un postulado: cinco subculturas informáticas
Los iniciados en estas cuestiones saben que el tipo de cuestiones técnicas que absorben la atención de un profesor de Informática de la universidad tiene muy poco parecido, si es que tiene alguno, con las que preocupan al responsable del proceso de Datos de un banco o de una empresa de fabricación de automóviles. También se conoce, por ejemplo, que lo que hay bajo la cubierta del Communications of the A. C. M. (1) se asemeja como un huevo a una castaña con lo que uno se encuentra hojeando la revista Datamation (1). Dichas así, éstas son observaciones triviales. Parecen traducir, sin más, las diferencias que identifican distintas especialidades profesionales y sus órganos de comunicación. Lo cierto es que no se trata exclusivamente de la manifestación típica de parcelación de saberes. Profundizando, se aprecian elementos sustantivos en dichas diferencias y, lo que es importante, se percibe que éstas tienden a agruparse en racimos distintos. Si se nos disculpa alguna referencia técnica para ilustrar lo que se quiere expresar, diríamos que un investigador sobre semántica de lenguajes concurrentes y un investigador sobre arquitecturas de bases de datos forman una «pareja» perfectamente incomunicada; un programador de sistemas en una instalación grande y un analista de la misma empresa viven casi un divorcio técnico totalmente asumido. Sin embargo, cada pareja forma parte del mismo racimo, si
enfocamos la cosa desde un prisma sociocultural, ya que su incomunicación se produce dentro de un submundo de valores y comportamientos compartidos. La actividad informática ha adquirido ya en algunos países, y en otros está a punto de hacerlo, una importancia económica y social de primera magnitud. Sin embargo, numerosas decisiones que afectan a esta actividad o son afectadas por ella se adoptan sin una base racional, debido, más que a ninguna otra razón, a la rapidez explosiva de su desarrollo. En particular, se carece de un mínimo conocimiento de su estructura sociológica. En este artículo se postula un primer nivel de sistematización de un cúmulo de observaciones personales de carácter sociológico que, más elaboradas, podrían constituir una ayuda para la evaluación de decisiones de orden político en el campo de la informática. Y por ende, en la política educativa informática, aspecto que, vocacional y profesionalmente, interesa a este autor. Nuestra taxonomía establece que el sistema cultural informático consta de cinco subsistemas. Con visión zoológica, podría también hablarse de territorios, en lugar de subculturas, aunque sean individuos humanos los protagonistas. Cinco subculturas que generan sublenguajes y comportamientos distintos y peculiares, con ...
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