Cine porno
EL CINE AL DESNUDO
Ingrese al mundo banal de una céntrica sala de Lima
Los nervios me carcomían. Lima la gris llegaba a sobresaltarme. Prostitutas en acción, serenazgo tratando que la ley prevalezca sobre todas las cosas, colectivos tocando el claxon y expulsando su veneno contaminando cada vez más el ambiente. El tiempo avanza y llegamos al cine París. Lafachada es como ciudad Gótica donde sólo falta Batman. Suponía que adentro encontraría mucha anomalía.
Los ocasionales “parroquianos” observaban nuestra entrada, como si fuera el ingreso por la alfombra roja. Traté de trasladarme con mucha rapidez. ¿Cuánto está el boleto? atiné a decirle en primera instancia al encargado. Cuatro soles respondió, le dije que mi ingreso sólo iba a ser fugaz,puesto que yo no iba a ver las cuatro películas que este cine proyecta de 11 a.m. a 11 p.m. Respondió en forma sarcástica como tratando de decir ‘chibolo también si quieres entras sino te vas’, caballero a pagar nomás.
Al entrar pudé oler un aroma a sexo similar al del momento de orinar después del coito. Me senté en la parte de adelante, mi ruta fue sólo sentarme; no quería ni voltear. Sentía unmiedo intenso, pensaba que atrás se encontraba el infierno y que lucifer ya venia por mí, que yo estaba en el purgatorio esperando mi momento de partida. Estaba inerte pero mis sentidos bien agudos al tanto de cualquier sorpresa, si me tiraban un papel, mi sexto sentido se activaría y lo atraparía antes de que llegue a su destino mismo el “hombre araña”.
Lo primero que traté de hacer eraobservar a las personas. Me di cuenta de que había puro varón. Eran adultos mayores en general y alguno que otro joven; pero siempre tenían mochilas, quizás eran académicos morbosos que estaban allí desde el comienzo de la función.
Desde un lado pude notar una luz que se encendía y en el transcurso de segundos se apagaba. Era un encendedor que se juntaba con un pucho para darle comienzo a un vicioque mata a millones de personas en todo el mundo, el cigarro. Los asientos de color rojo gastado, de corduroy, y alguno que otro con hueco.
Me fui a la parte de atrás, me levanté de una forma rápida; pero mi caminata fue la de un anciano, cada paso que daba era más especial que el de un bebé para sus padres, avancé hasta la última fila. La hilera estaba repleta, parecía la formación de uncuartel, la mayoría con las manos ocupadas en su objeto de reproducción.
Me senté en la penúltima fila con un temor más grande que el cine, pero con las ganas de que pase algo. Se escuchaban gemidos, gritos de placer y hasta pensé que tenían relaciones entre sí, pero estos espectadores se masturbaban viendo la película, se imaginaban que estaban con una rubia espectacular con unos senos tan grandescomo las llantas de un trailer y nalgas como las sandias de la Parada, ya había escuchado suficiente gemido de hombre trastornado o herido por la vida; así que regresé a mi asiento.
La gente a cada momento se dirigía al baño, entonces fui a indagar. El baño no estaba sucio. Un espejo viejo y un lavadero de cemento con cerámicas pasteleadas gastadas que empobrecían el servicio higiénico, fue loque noté. Un señor de chamarra a lo Jhon Travolta me miraba y no dejaba de mirarme y sólo estaba parado dentro del baño. Parecía el guardián del baño. Su mirada dura y su cuerpo de llenador de techo me entumecía e hizo que huyera del baño con prontitud.
El piso bien iluminado por focos rojos, implantados al borde del camino.El piso gastado por el tiempo, alguna parte más que otra, pues de seguroles había caído algún elemento natural. La pared del mismo color de los asientos, solo que con un toque grisáceo, por la suciedad y del mismo material.
Ya en mi lugar de inicio, traté de sentir lo que los demás sentían concentrándome en la película, ese placer que sale de adentro en conjunto con tus actos y ademanes sexuales; pero no sentía nada. El temor al prójimo inundaba todo de mí,...
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