Cinema árbol
El teatro Apolo no tenía techo. Todos los fines de semana íbamos en grupo para ver películas mexicanas de risa y de pistoleros; cuando el dinero no alcanzaba para pagar la entrada recurríamos a Cinema Árbol y por mitad de precio veíamos la película.
Cinema Árbol estaba al lado del teatro Apolo.
Se trataba de un largo y angosto patio con un árbol en medio, que terminaba justo dondeempezaba un arroyo. En verano el arroyo estaba seco y podíamos atravesarlo a pie y en invierno el dueño de Cinema Árbol tiraba como puente una escalera de metal.
Cuando los aguaceros crecían y desbordaban el arroyo no había función, tampoco abrían el teatro Apolo porque, aunque escampara, el piso de cemento estaba desnivelado y en el centro se formaba una granlaguna.http://s328.photobucket.com/user/Laurenblog/media/url-1-1.jpg.html?t=1260365715
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patio de Cinema Árbol siempre estaba limpio, cerca de la casa la mujer del dueño había sembrado hortalizas y con una hilera de piedras chinas había señalado los límites entre sus matas y el negocio de su marido. La casa era de madera, estaba un poco inclinada hacia laizquierda y el color de las paredes se había ido evaporando con los años, dejando manchas grises y amarillas como las que suelen tener ciertos perros callejeros. Pero el árbol era imponente. El dueño había incrustado unos peldaños en el tallo y en las ramas había clavado tablas de diferentes tamaños que hacían las veces de asientos. Al principio todo funcionó bien, pero apenas el administrador delteatro Apolo se percató contrató albañiles que subieran la pared del teatro. Empezó una lucha: el dueño pasaba las tablas a ramas más altas y el administrador ordenaba una nueva fila de ladrillos. Un domingo – por fortuna todavía no había entrado nadie al teatro- se cayó un pedazo de pared y el administrador tuvo que rendirse. Los cimientos del teatro Apolo no se habían hecho pensando en unrascacielos y, a fin de cuentas, Cinema Árbol sólo tenía capacidad para catorce espectadores.
Yo solía ir muy arriba; en una tabla donde apenas quedaba espacio para alguien flaco solía acomodarme.
Casi nunca tenía compañía porque era arriesgado llegar allí. En una ocasión al subir encontré a una chica sentada apaciblemente justo del lado mío de la banca. Me observó sonriente y sentí rabia. Iba a bajara reunirme con mis amigos pero ella me agarró del brazo y me dijo:
- Aquí cabes, si quieres…
- Es mas cómodo para uno – dije fulminándola con la mirada.
Ella me soltó, se corrió hacia un extremo de la tabla y me hizo señas de sentarme. Sus ojos oscuros tenían más estrellas que el cielo arriba, sentí un ligero temblor en las rodillas.
- Aquí cabes – repitió y sentí rabia al darme cuenta que ya notenía rabia.
Me senté y fijé la vista en la pantalla blanca del teatro. Había oscurecido del todo pero todavía no empezaba la función, supuse que tenían líos con el proyector. Los chiflidos del teatro no tardaron en llegar y desde el árbol todos los secundamos, menos ella. Chiflé con todas mis fuerzas y, mientras lo hacía, la miraba por el rabillo del ojo. Ella estaba allí, inmóvil y ausente, comouna esfinge. Su pelo, movido por la brisa, me tocaba la cara. Chiflé de seis formas distintas sin lograr inmutarla. Pensé: “No tiene mugre en las uñas ni sabe chiflar. ¿De qué planeta venía?”
- ¿No te gusta chiflar?
- Sí – dijo ella – . Me gusta mucho.
- ¿Y porqué no lo haces? – Se encoge de hombros. Pienso: “te agarre pequeña. No sabes hacerlo ni entiendes de eso. No tienes mugre ni siquiera enlas orejas. Estás perdida” – No debes tener vergüenza si no sabes, a mí me llevó mucho tiempo aprender. Si quieres, te puedo enseñar algo fácil como…A
Me mira indiferente mientras imito un azulejo.
La rabia regresa y crece cuando ella imita, sin esfuerzo, un canario, y luego la rabia se vuelve asombro cuando ella repite mis seis chiflidos de antes y agrega tres más que nunca había escuchado.
-...
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