Ciudadania
Renato Rosaldo
Conferencia magistral sustentada en el seminario "El Derecho a La Identidad
Cultural", realizado en la UIA- Noroeste, Tijuana, Baja California, 19 de febrero de
1999.
Para empezar quisiera indicar que me hallo ubicado en la realidad social de
Estados Unidos y, más que nada, en la ciudad de San José en el norte del estado
deCalifornia, y no en el sur como serían las ciudades de Los Ángeles o San Diego.
Me ubico además en un proyecto comparativo, desarrollado por un equipo de
intelectuales latinos, profesores y estudiantes, en el cual investigamos una serie de
procesos sociales que en su conjunto llamamos ciudadanía cultural. La
investigación se está desarrollando simultáneamente en los estados de California,Nueva York y Texas. Una parte de la investigación que se realiza en el Estado de
California se desarrolla en Los Ángeles y la otra parte en el norte del estado, en
San José, que es donde yo participo (Rosaldo y Flores 1997).
De los vocablos que definen nuestro trabajo, 'ciudadanía' y 'cultural', voy a abordar
primero el tema de la ciudadanía para continuar después con el de la cultura
(Rosaldo1997).
Se dice que la ciudadanía es un concepto universal. Pero diría yo que es universal
sólo al nivel formal, al nivel de los documentos. No quiero negar la importancia de
los documentos, sino que busco ampliar el sentido del concepto de la ciudadanía
porque, en la práctica, al nivel substantivo, sobre todo en sus orígenes a fines del
siglo XVIII -el siglo de las luces-, ciudadanía es unconcepto no solamente
universal sino también excluyente. Y con esto quiero decir que ha sido parte de un
proceso de diferenciación de los hombres privilegiados respecto de los demás. En
Francia, por ejemplo, quienes se reunían en el espacio público paradigmático, o
sea, en la plaza pública, eran aparentemente todos iguales, eran les citoyens, los
ciudadanos. Algunos pensadores actuales proponenque deberíamos volver a la
plaza pública, a la situación de citoyens donde supuestamente todos somos
iguales, y adoptar ese modelo de ciudadanía ahora, a fines del siglo XX.
Hay así quienes afirman que no había distinción entre los ciudadanos y que estas
reuniones en plazas públicas eran un paso democrático, especialmente si las
comparamos con la tiranía de las distinciones excesivas de laaristocracia y de la
monarquía. Diría yo que sí, que éste fue un gran paso democrático, pero el modelo
de la plaza pública no es un fin, no es una solución para nosotros a fines del siglo
veinte, sino que es apenas un punto de partida.
Para muchos la plaza pública, esto de estar cuerpo a cuerpo, cara a cara en un
espacio público, en una sociedad civil, era una solución1. Para mí essolamente un
punto de partida, especialmente si pensamos en las desigualdades sutiles que se
pueden dar dentro de una plaza pública. Esto lo demuestran muy claramente
investigaciones sociolingüísticas realizadas en los Estados Unidos. Pensemos tan
sólo en las diferencias de género: ¿quién tiene derecho de hablar en la plaza?
¿quién habla? ¿a quién se puede interrumpir? (La palabra se interrumpe muchomás a las mujeres que a los hombres en los espacios públicos.) En las ciudades
hay que pensar en ir más allá de lo que es la simple presencia en la plaza pública.
Hay que pensar, por ejemplo, en las distinciones que se inscriben en el cuerpo
como es el caso del género que acabo de mencionar. En el momento en que entra
en la plaza una mujer, surge la diferencia, la inequidad, la desigualdad.Es difícil esconder la diferencia de género, y según las normas bajo las cuáles
todavía vivimos, en el momento en que entra una mujer a la plaza pública, surge
el problema de la inequidad.
Ahora vayamos de Francia a los Estados Unidos. En los Estados Unidos, el
documento fundamental, en lo que a la ciudadanía se refiere, es la Constitución
Nacional. Y la Constitución Nacional desde el...
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