Clapsula

Cláusula de no enajenar
Mediante la cláusula de no enajenar el comprador se obliga a novender a una persona determinada la cosa que adquirió, pudiendo asumir cualquiera de las siguientes modalidades: a) como condición resolutoria; b) como cláusula penal o, incluso, c) como simple prohibiciónde enajenar; en cuyo caso sus efectos serán los que correspondan acada uno de estos tipos deobligaciones accesorias (Garrido-Zago). Larazón de esta cláusula puede ser motivada en cuestiones muy concretasy prácticas, como la de evitar que la cosa sea transferida a un competidor, o bien impedir que disminuya el patrimonio como garantíade solvencia, o por razones sentimentales para evitar que circule enmanos extrañas. Empero el Codificador admitió estos pactos con prevenciones, pues ellos podríanconducir al estancamiento de la propiedad, impidiendo la circulación de la riqueza y substrayendo ciertosbienes a la prenda común de los acreedores (López de Zavalía). Hoyen día se considera que este tipo de cláusulas podría afectar, principalmente, la libre competencia (Lorenzetti).Ya las
Siete Partidas
(5, 5, 43), citadas por Vélez Sársfíeld en lanota al artículo 1364, determinaban lainvalidez de un pacto en el cualse acordase prohibir al comprador la posterior venta o enajenación dela cosa comprada, conviniendo simultáneamente la automática reintegración de la cosa en el dominio del vendedor si aquella prohibiciónfuese quebrantada. Tal decisión implica una curiosa aproximación alDerecho Romano clásico, y un correlativo alejamiento de la posturasostenida por Justiniano, quien sehabía pronunciado por la validezde un pacto de esta naturaleza
(Codex
4, 51, 5; 4, 54, 9). El motivode la orientación adoptada por las
Siete Partidas,
seguida por nuestroCodificador, se encuentra en particulares aportaciones de la Glosa;más precisamente en aquellas atribuidas a Azón (Arias Ramos-AriasBonet).Ahora bien, en caso de incorporarse
en un
contrato una cláusulade prohibición de venta apersona indeterminada, se ha discutido sobre
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Art. 1364los efectos de la misma. Para un sector de la doctrina, es nula respectode los terceros que hubieran adquirido derechos reales sobre la cosa,pero es válida entre las partes. En esta línea de pensamiento, el tercero que compra existiendo una cláusula de no enajenar a personaalguna celebra una compraventa válida, porque la cláusula deestetipo es nula. Empero, el comprador incumplió una cláusula del contrato que celebró con el vendedor, debiendo indemnizarlo (López deZavalía).Para otra tesis, la cláusula es nula tanto entre las partes como conrelación a terceros, ya que el artículo 1364 establece una prohibiciónexpresa y genérica de enajenar (Borda, Wayar). Debe aclararse, sinembargo, que para esta posición es nula lacláusula, pero ella no afectael resto del contrato, salvo que su incidencia en la economía del acuerdosea relevante. En el Derecho argentino no pueden caber dudas de quela intención del legislador ha sido considerar nula la cláusula de prohibición de venta a persona alguna, porque afecta la libertad y por endetiene un objeto prohibido (cfr. arts. 1364 y 953).Por lo dicho hasta aquí sólo sería válida lacláusula que prohibevender a persona determinada (vgr. a Juan Pérez) o cuando se da unadescripción que sólo puede referir a ella (vgr. al padre de Juan Pérez).Asimismo las personas determinadas pueden ser una o varias, siempreque estén suficientemente individualizadas (vgr. los hijos de Juan Pé
rez).
El fundamento de ello es la autorización que la ley establecepara que una cosa pueda ser colocadafuera del comercio por actosentre vivos (arts. 2337, inc. 2
o
, y 26)4/2617). De modo que este tipode pacto es válido y como acuerdo de partes resulta coercible, estableciéndose como única limitación legal que la prohibición de venderno sea genérica (art. 1364). Lo mismo puede decirse en los casos dedeterminación no precisa del nombre y del apellido, pero cuando existen datos suficientes...