Clarice Lispector: La Hora De La Estrella (Ensayo)

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EL MATADERO

LA EXPLOSIÓN DEL FOLLETÍN EN LA HORA DE LA ESTRELLA
–––––––––––––––––––––––––––– por María Fernanda Pampín

Hay los que tienen. Y hay los que no tienen. Es muy simple: la muchacha no tenía. Clarice Lispector, La hora de la estrella

L

a novela de Clarice Lispector La hora de la estrella (1977) puede pensarse como respuesta a una serie de cuestionamientos polémicosmediante los que la crítica especializada y otros actores del medio intelectual (las patrullas ideológicas de Brasil durante la dictadura militar) acusaban a la autora por la escasa, por no decir nula, relevancia otorgada en su narrativa a la cuestión social. Para comprender mejor la situación es necesario tener en cuenta ciertos aspectos del campo social y cultural brasileño del momento. Enprincipio, Brasil se encontraba desde 1964 bajo el régimen dictatorial que había derrocado al presidente João Goulart. Luego, y en relación con los procedimientos llevados a cabo por el gobierno militar, hacia fines de la década de 1970 hubo una fuerte disputa entre el estructuralismo y la literatura comprometida (traducida en términos de separación entre teoría y práctica) de la que participaronalgunos de sus intelectuales más destacados: Antonio Candido, Roberto Schwartz, Silviano Santiago, Carlos Drummond de Andrade y Ana Cristina César, entre otros. Simultáneamente, surgió una nueva polémica en torno a las patrullas ideológicas, formadas por intelectuales de izquierda que “inspeccionaban” y denunciaban la actividad realizada por el resto de los productores culturales. Como explica FloraSüssekind “había aumentado el espacio para la actuación de los intelectuales y se habían ampliado sus áreas de contacto con el público o con el Estado. Había, entonces, más cosas para disputar. Y más gente interesada en polemizar…”.1 En este contexto aparecen las acusaciones a Clarice Lispector. En 1944, al publicarse su primera novela –Cerca del corazón salvaje–, Lispector no tenía lugar en latradición brasileña ni en la literatura que se estaba produciendo en ese momento, el realismo regionalista del nordeste. Luego, la crítica había considerado su narrativa como psicologista y también como extranjerizante

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Quintas, divisas y encarnaciones

(en una denuncia semejante a la recibida por Jorge Luis Borges en nuestro país); es en este punto que se vinculaba suobra con la de James Joyce y Virginia Woolf. De acuerdo con esas lecturas, la cuestión social era prácticamente ignorada en los textos de la autora, que no daban cuenta de la realidad y se apartaban de ese modo del compromiso social que el intelectual debía tomar en la sociedad, en especial en esos años tan particulares de la historia brasileña. La estrecha vinculación que mantuvo desde sujuventud con la élite intelectual carioca acentuaba la objeción. Sin embargo, la crítica cometía una “equivocación” fundada en una importante desatención de lectura. Entre 1967 y 1973 Lispector escribió semanalmente una gran cantidad de crónicas (género respetado en el medio brasileño) para el Jornal de Brasil de Río de Janeiro. En ellas manifestó un creciente interés por los aspectos sociales de supueblo. Produjo un contacto con la realidad cotidiana que estableció, además, una nueva relación con sus lectores. Este acercamiento le abrió el campo a un nuevo público y le brindó una mayor popularidad, lo que difiere en absoluto de que Lispector creara literatura popular. Incluyó, a partir de las crónicas, determinada crítica a la sociedad brasileña (que no podía, sin embargo, ir demasiadolejos teniendo en cuenta la dictadura militar). Con ese propósito apoyó las protestas estudiantiles de 1968 (“Estado de Gracia”), cuestionó el hambre en las calles de su ciudad (“De aquí a 25 años”) y la censura del régimen aplicada al cine (“De cómo evitar a un hombre desnudo”).2 Las crónicas, como actividad periodística, incluían fragmentos de sus cuentos y novelas y, a su vez, éstos absorbían...