Clima y delito

EL CLIMA Y EL DELITO
(ENSAYO)

A mí maestro dc De!'echo Penal, docto!' don José I!'u!'eta Goyena.

exteeior!. ni el problema de la libertad
de la ~:oluntad del hombre (tomando
como sujeto una forma ó manifesta:
ción determinada ele su actividad), III
el problema, que cabe con aquellos
dentro de una misma fórmula general,
de las relaciones psicofísicas (la conciencia considerada ya comoun epife··
nómeno ó como una fuerza activa capaz
de obrar sobre los fenómenos materiales) (l),-ni menos aún aventurarnos en
el terreno incieeto de la Metafísica, al
que tendríamos que penetrar en último
término. descendiendo rápidamente de
las más 'ílemes situaciones de la Psico-

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'l.-El punto primordial de este estudio
consiste en averiguar si el cima (1) de
una región determinadaimprime sobre la
ceiminalidad de es(\, ee9:ión un cieeto sÍ!;!.'no característico,-si las modificaciones
del clima traen como consecuencia (inmediata ó mediata) variaciones concomitantes en la naturaleza v numero de
los fenómenos criminales,-'ó, en téeminos geneeales que comprendan todos
los casos, si el clima y el delito guardan
entee sí una relación de causalidad.
COIllO se ve nosotrosplanteamos el
problema en su faz colectiva, teatando
al delito como fenómeno social y no como simple manifestación de nn~ actividad individual.
No tratamos de ver si en un caso concreto, en un momento dado, el clima es ó
no capaz de determinar un acto ~lelic-:­
tuoso. tratamos de ver, en cam blO, SI
como' manifestación de'la adividad colectiva, como rasgo de una sociedad dada, el delito estásometido en su caidad
y cuantidad á la influencia determinante del clima.
y este era el único punto de vista en
que podíamos colocarnos, puesto que ~o
queremos discutir el problema de l~ lIbertad elel hombre (tomádo como sLlJeto
dependiente ó independiente del mundo

10f.da.

2. El viejo pleito de la libertad ó no
libertad de los seres. v de la deter:Linación ó no determinaétón de losactos de
esos mismos seres, que la ciencia conoce
con el nombre de problema del libre arbitrio y del determini¡;mo, ha perdido·
en los tiempos actuales la unilateralidad
excluyente de muchas épocas, ha tendido adespojaese de sus primitivas asperezas, se ha pulimentado al roce de tantas
doctrinas científicas ó simplemente metafísicas, hasta quedar casi reducido a
este últirno campo, pues «lo quese discute no es va si los actos son libl'es Ó
determinados, sino si el hombre está do(1) Curios Vaz Fel'l'eiru-'Los problemas de
la libcrtad.,,-(Anales de la Univ81'sidad, tomo X. Y, pág. 54:3, I\Iontevideo, 1904.)

(:) Nosotros lo definiremos más turde,
-

I

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tado de un alma originariamente libre,
que es causa concurrente de sus actos,
-- tesis espiritualista,-ó si por elcontrario el hom bre es sólo un núcleo instable de energías, que él forma y defor·
ma constantemente bajo la acción de
esa fuerza infinita que se extet'ioriza en
la prodigiosa agitación universal, y cuya esencia es tan desconocida, tomo su
finalidad,-tesis determinista» (1)
:l.-El problema de la relación ó no
relación de causalidad en que se encuentran el clima y el delito, puede ser
puestratado independientemente de los
problemas de la libertad. Los librearbitristas mas acérrimos pueden sostener,
corno sostienen muchos pensadores espiritualistas, de filiación indiscutible,la acción del clima corno la de toda una
serie de factores que tienen su origen
ya en el medio exterior (factores exógenos), ya en el sujeto mismo (factores endógenos'; reservandose siempre el admi·
tir para cadacaso concreto la infiuencia
perturbadora de la libertad.
Colocados en este terreno. ilt'me a
nuestro juicio, pasaremos al éstudio de
la .cuestión, haciendo antes una pequeña
noticia histórica,

infiueneia del medio el earaetel' sombrio
y feroz de los habitantes de Al'eadia.
«~e suponía, diee Gt'ote en su Historia de la Greeia,-que el contraste marcado que existía entre los atenienses y...