Clownstory Adaptaci N
(todos van, nadie viene)
1
¿Qué es lo que tenía ese momento del día, en el que ni un solo ápice de luz se atrevía a traspasar
el cristal de su habitación? El payaso estaba fascinado por la noche. No sabía si era la oscuridad,
o el silencio o ese tono melancólico que adquiría la vista por su ventana: un patio gris.
Ni un alma, ni un ruido. Sólo una luz, la de la ceniza de su cigarro. Y otro. Y así hasta que se acababa
el paquete
. La ceniza iba cayendo despacio, iluminando uno por uno todos los pisos de aquel
monótono patio. Aquellas lucecitas que caían eran sus luciérnagas particulares. Recordaba
conversaciones que había tenido con gente: “en tu ciudad, tendréis de todo, pero nunca habrá
luciérnagas” le decían algunos.
“Quizás sea verdad, pero no en mi patio, no en mis cigarros” pensaba siempre el payaso.
2
Una noche, estando en su habitación, cogió el despertador y lo adelantó 7 minutos. Así, siempre
que se acostara iba a llevar 7 minutos de VENTAJA al resto del mundo. Desde entonces, todas
las mañanas cuando se levantaba, lo primero que hacía era mirar el despertador y comparar la
hora con el edificio que se asomaba, por detrás del patio, a través de su ventana. Cuando
comprobaba que su despertador siempre iba por delante, se volvía a asomar por la ventana y
pensando en toda esa gente a la que se tenía que enfrentar a lo largo del día, gritaba: “¡estúpidos!,
ahora hasta el tiempo me da la razón, aquella que siempre os empeñabais en quitarme.
3
En la noche siguiente, a las 12 en punto el payaso miró su despertador y sonrió al descubrir que
mientras el empezaba ya otro día, el resto de la humanidad tenía que sufrir y esperar otros 7
minutos más. y fue durante esos 7 minutos cuando el payaso consiguió pensar y llegar a lugares
en los cuales nadie nunca podría alcanzar. Ni siquiera él mismo antes de haber adelantado el
reloj.
4
Aquella noche, a las 12:00 ya tras cerrar los ojos, el payaso apareció en un túnel. Era un túnel
enorme, que se encontraba suspendido en el aire a unos 1000 metros de su casa. El túnel tenía 2
carriles separados por un cristal inmenso y transparente. Uno de los carriles estaba lleno personas. En el otro, sólo se encontraba él y un anciano al que no había visto nunca, que estaba al
final del carril. Nada más verle el payaso se dirigió al él. Cuando comenzó a recorrer el camino
que le separaba del viejo, nuestro protagonista miró a través del inmenso cristal al otro carril y se
quedó paralizado con lo que vio. Había miles de personas cabizbajas, llorando y con expresión
inerte, que hacían cola esperando algo. Entre toda la gente consiguió distinguir a sus padres, a
sus amigos, a sus familiares, a profesores y vecinos, a chicas que habían representado mucho
para él; también vio a sus enemigos, a su portero, al psicólogo, al poeta irlandés, a los mismos
personajes que compartían todos los días el mismo trayecto en metro que él; e incluso llegó a
distinguir a cantantes, políticos, actores, deportistas y gente que llevaba viendo por la tele tantos
años...
5
Cuando llegó al lado del anciano, vio con asombro ...
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