club limonada
en el bolsillo de un pantalón es un montón de migas de alguna antigua galleta devorada a mediasen el cine. De igual manera, siempre he envidiado a la gente que encuentra, casi sin proponérselo, a su media naranja. En mis catorce años, mi historial amoroso ha resultado poco amable, yo solo hepodido encontrar medios limones… ácidos y amargos. Eso me llevó a ser una de las fundadoras de El Club Limonada. El club llegó a tener solo tres socios. Los justos y necesarios para conformar ladirectiva: presidenta, vicepresidente y secretaria. Alejandra, Juancho y yo, entre Alejandra y Juancho discutían para ver quién sería el más indicado para ocupar el puesto de presidente viendo quien era elque más amargo y acido historial de amor tenia. A diferencia de mis compañeros, a mí me ocurría terrible… nadie me miraba. Era como si una maldición hubiera recaído sobre mí, no me miraban los guaposni los feos ni los gordos ni los pelones ni los de piernas flacas ni los orejones. Hasta el punto en que llegue a preguntarle a mi madre ¿Mamá… prometo no juzgarte, pero, ¿estás segura de que mi papáes, efectivamente, mi papá?». Ella me miró con ojos de furia viva y comenzó a sermonearme, a decir que la ofendía, que ella era una mujer fiel y honesta. Cuando terminó de dictaminar su sentencia (unasemana sin tele), yo le dije: «Bueno… así será, perdona a veces a mí me parece que soy la hija del hombre invisible». En fin, este es el diario del club, es la bitácora de esas largas charlas entreAlejandra, Juancho y yo,
es la agenda de esos meses en los que descubrí que una mala historia de amor no es lo peor que te puede ocurrir. A veces metes la mano en el bolsillo de un pantalón que no...
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