Co Mo Se Derrite El Granito
“¿Cómo
se
derrite
el
granito?”
A:
Quiero
escribir
la
palabra
amor,
no
esa
no.
Quiero
escribir
la
palabra
caramelo,
no
esa
no.
Quiero…
no…
esa
no.
Quiero
ver
plasmarla,
pero
antes
necesito
escribirla
para
verla.
A
ve
la
hoja.
A:
¡Ayúdame!
A:
No.
A:
¿Por
qué
no?
A:
Porque
no
puedo.
A:
No
sirves
para
nada.
A:
Tú
tampoco.
A:
Yo
sirvo,
yo
valgo.
A: Entonces…
¡¡ESCRÍBELA!!
A:
¡NO-‐PUE-‐DO!
A:
¿Por
qué?
A:
No
sé,
es
como
un
circo.
A:
Circo
es
la
palabra.
A:
No,
esto es
un
circo.
A:
¿La
palabra
es
un
circo?
A:
No,
verás
la
palabra
se
aloja
en
la
punta
de
mi
lengua
como
una
ulceración vertiginosa
que
se
para
como
un
trapecista
que
quiere
lanzarse
de
un
lado
a
otro,
¿Entiendes?
A:
No.
A:
Es
fácil.
A:
¿Tan fácil
como
escribir
la
palabra?
A:
¡Te
lo
voy
a
explicar
otra
vez
tengo
la
palabra
en
la
lengua,
me
quema
y
quiere
saltar
a
la libreta
para
que
la
recuerde!
A:
¿Y
si
pruebas
con
varias
palabras?
A:
Eso
es
una
tontería,
es
una
estupidez,
es…
sería buena
idea
si
yo
pudiera
pero
no
puedo.
A:
Inicia
pensando
en
palabras
que
se
relacionan
con
ella,
¿Qué
te
parece?
A: Desesperante.
A:
Entonces
húndete
y
cierra
tu
libreta.
A:
No
digas
eso
que
me
preocupo,
pierdo
la
fe
y
considero
que
...
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