Coca

Los ojos arden cuando uno se acerca, y el olor penetrante raspa, por dentro, la nariz que involuntariamente lo inhala; en su recorrido ese aire cargado lastima la garganta y produce mareo y dolor decabeza para quien no está acostumbrado.
“Sabemos que es fuerte, incluso a veces nosotros nos ponemos mal cuando clefeamos; es de ignorantes pensar que les damos a nuestros hijos”, sostiene una de lasmujeres del grupo. Luego comenta que hace dos años no sabe de su primer hijo que perdió. Supone que está en un hogar porque vio a guardias que realizaban batidas. Perderlo fue un golpe emocional muyfuerte para ella. Muestra las marcas de las cortaduras que se hizo en el cuello y en las muñecas, cuando quiso acabar con su vida.
Después de un rato, interviene otra mujer que no está convencida conla vida que llevan los chicos en los hogares: “Deberían controlar más a los niños. Entran gordos y al tiempito ya están flacos. Allí se contagian de sarna y otras enfermedades en la piel, les cambianla ropa y dejan que se peleen”, arguye.
“No deberían quitarnos a nuestros hijos por la fuerza; y si tanto se los quieren llevar, deberían dejarnos ir con ellos, porque al final somos sus madres ylos vamos a cuidar mejor. Ellos creen que están haciendo el bien, pero no se dan cuenta de que los están haciendo sufrir”, se anima a opinar inhalada, tras inhalada, una muchacha que no llega a los 16años y que lleva cuatro meses de gestación. El miércoles fue recogida de la calle junto a otros menores en un operativo realizado por la Defensoría de la Niñez, el Ministerio Público, la Policía yGestión Social de la Prefectura.
En esa batida fueron rescatados siete menores de hasta tres años y 20 de entre cuatro y 16, además de 12 mujeres embarazadas que consumían clefa, informó Julio CésarRendón, titular de la Defensoría de la Niñez.
La fiscal que dirigió el operativo, Marina Flores, explicó que actuaron legalmente puesto que “se está preservando los derechos de esos niños en situación...