cocina

Tomado de: MASSÉ, Pierre. El plan o el antiazar. Barcelona : LABOR, 197?. pp. 9-38.

La aventura calculada
La especie humana está empeñada en una inmensa aventura.
P. VALÉRY
La aventura calculada es de todos géneros y de todos los tiempos. Las figuras prominentes de la
historia, Sócrates, Alejandro, César, Colón, Galileo, Lutero, Miguel Ángel son, entre tantos otros,
unos aventureros másbrillantes o unos calculadores más profundos. Shakespeare, genio completo,
ha ensalzado la aventura y entrevisto el cálculo: «Sabíamos que nos aventurábamos en el mar
más peligroso, y que la apuesta era de diez contra uno a que no escaparíamos. No obstante, nos
aventuramos, porque el resultado esperado reprimía el miedo del peligro probable».1 Después de
él, Pascal, en frases apremiantes,exhorta a sus contemporáneos a creer en Dios: «Existe aquí una
infinidad de vidas infinitamente dichosas a ganar, con las mismas posibilidades de pérdida que de
ganancia2, y lo que se juega es tan poca cosa y de tan poca duración que es una locura gastarlo en
esta ocasión... Hay que apostar. No es voluntario. Estáis embarcados».
Para nosotros, como para estos predecesores ilustres, la situación esclara. El hombre está
obligado a la acción, puesto que no actuar es una forma de actuar. La acción es una aventura,
puesto que casi siempre viene acompañada de posibilidades y de riesgos, de esperanzas y de
zozobras. Esta aventura debe calcularse para permitir saber qué parte «ahoga» la otra.
El término de cálculo debe entenderse aquí en su sentido más amplio. Políticos profundos pueden
serincapaces de extraer una raíz cuadrada y calcular sin embargo mentalmente las consecuencias
próximas y remotas de sus actos. Están así de acuerdo consciente o inconscientemente con la
noción moderna de las matemáticas, que no se identifica con una ciencia de la medida. Se dan
cuenta por otra parte con realismo de que la preparación de las decisiones se transforma gracias al
poder de lasmáquinas electrónicas y que esto puede conducir un día a la invención de unas
nuevas matemáticas. Les es suficiente que la elección final sea superior a todo cálculo, porque es
el «instante decisivo en que nos lanzamos al agua».
Aventura y cálculo se responden, se oponen y, en ciertos momentos, se equilibran. Sin embargo,
según la época y las circunstancias, prevalece-uno de los dos términos.
Pareceser que en 1914 la balanza cambió de signo. Durante los cien años anteriores, la aventura
humana parecía confundirse con el progreso de la libertad, la justicia y la razón. La creencia
optimista en las promesas de la ciencia, en las virtudes de la instrucción, en los beneficios de la
industriaren el poder de las armonías naturales, reinaba en la mayoría de las mentes. El propio
Marx, críticoimplacable del capitalismo burgués y del imperialismo industrial, veía la ascensión de
la clase obrera y el advenimiento del socialismo derivarse, con el rigor de una ley científica, de las
nuevas relaciones de producción. El mundo cambiaba, pero lentamente. Los ferrocarriles y la
navegación a vapor hacían desaparecer las barreras entre los hombres. La Compañía de Suez,
orgullosamente, sedenominaba universal. El gas y la electricidad se convertían en símbolos de luz
para todos. Era permisible decir con Nietzsche que las ideas que andaban con patas de paloma
eran las que dirigían al mundo, puesto que los sansimonianos, los perforadores de istmos, los
W. SHAKESPEARE, Henri IV, II parte, acto I.
Un espíritu riguroso observaría que si existen de hecho dos casos posibles, nada pruebaque sean igualmente
probables. Un espíritu curioso haría corresponder a la apuesta de Pascal la apuesta contraria, adoptada en los
Estados e imperios de la Media Luna. Para Cirano de Bergerac no hay apuesta; el incrédulo de buena fe no puede
ser considerado un pecador.
1
1
2

forjadores, los que tienden los raíles, los padres del sufragio universal, del sindicalismo obrero y de
la...