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Veredicto a consciencia
Debo decir que mi intención no es dar lástima, no es parecer arrepentida, y por ende no es disculparme. Porque no soy tan hipócrita como las ratas que se encuentran hoy en este lugar. Siempre he pensado que todas las personas somos hipócritas porque nos conviene, y el ser humano por más puro que quiera parecer siempre actuará bajo su conveniencia. Y con esto no estoyjustificando la actitud atípica que presenté en aquel momento.
Soy de un pueblo, Andaramiego, que posiblemente usted no lo conoce. Fui una persona muy reservada en mi época escolar, hasta hace unos meses que gané una beca para entrar en la Universidad. No sabía a qué me enfrentaba, esto es un mundo… Diferente. Emocionada, llegué a cursar mi primer semestre de jurisprudencia, la carrera que meapasiona. Me encontré con personas que creí fantásticas, pero había algo que no me resultaba en el grupo de “las personas fantásticas”.
Era lectora, hogareña, obediente, discreta, solitaria. No me gustaban las fiestas, es más, ni sabía bailar. Llamaré al grupo de “personas fantásticas” la secta dinamita, para no extenderme. Un miembro de los dinamita era, hablando sin pelos en la lengua, alcohólico,falso, hipócrita, extrovertido, persuasivo, y lo que más me llamaba la atención es que ninguno tenía verdaderos amigos. Y con esto no quiero decir que sean malas personas, por el contrario eran buenas personas que necesitaban de un amigo real.
Tenía varias semanas siendo la persona que yo era –y que amaba- dentro de ese grupo. Sin embargo, mientras pasaban los días, mis añejas costumbres se ibanquedando atrás, como se queda atrás cada segundo, cada minuto, cada hora en el reloj. Como se queda atrás el tiempo, los momentos, los espacios, los lugares. Mis inmemoriales costumbres iban quedando atrás como todas aquellas cosas buenas, que pasan, como pasa la vida.
Todos los aquí presente sabemos que a nosotros se nos pegan las cosas malas, pero en esta ocasión no culparé a mi entorno pormi cambio actitudinal. Cambié porque quise. Porque soldado avisado no muere en guerra, y si sabemos que las manzanas podridas dañan a las manzanas frescas está en nuestras manos la decisión de podrirnos o mantenernos sanos. Reitero, no vengo a excusarme por los actos cometidos conscientemente.
Cuando comencé a ser abducida por la secta dinamita, mi vida dio un giro de 180º, pero no fue para bien.Porque una persona que está bien no puede estar mejor, porque no hay ser perfecto, porque ni el mismo Nietzsche supo transvalorarse, sin embargo habló del superhombre. Nosotros hablamos de perfección y no la conocemos. Yo amaba, vivía feliz y tal vez no estaba del todo contenta con mi entorno social, pero aprendí a vivir en él, y cambiar de esa posición a no buscar amar sino ser amada, ser adictaa la tristeza y formar parte del entorno social (con el que mencioné no estar contenta) cambió el rumbo de mi vida. Y la adicción a la tristeza era la madre de todos mis vicios. Y no me deberían preguntar por qué soy adicta a la tristeza. Es como la marihuana: la pruebas una vez, y por más que quieras dejarla siempre volverás a ella. ¿Por qué me volví una persona triste? Es sencillo: ¿Alguna vezte has sentido como una pieza de otro rompecabezas? ¿Conoces la sensación de parecer tenerlo todo y sentirte vacía por dentro?... ¿Alguna vez has sentido que ya no sientes nada? Pues en aquel momento, Eugenia Álvarez, la persona que hoy tienen aquí contando su infeliz historia, experimentó por primera vez la sensación de ser quien no era.
Y ya superadas mis bajas anímicas, me dije lo que les hedicho al principio a todo, que en síntesis, esto me lo he buscado yo. Porque la secta dinamita no era un miserable grupito de escuela en el que entrabas por ser bonita o que entraba la nerd que necesitaba ser popular a cambio de hacer las tareas de los cabezas huecas que formaban parte del grupo originalmente. Pues no. La secta dinamita iba más allá de todo eso. Era exactamente la vida de ciudad...