columna de hierro

Marco, dijo -Eso no es propio de Elvia. Contestó Marco Tulio. Elvia no replicó a Marco Tulio. Todos estamos sometidos a ella, Marco. Marco Tulio había pensado en ponerle otro, pero suspiró. Debe de ser milagrosa, pues tienes el pulso normal.

¡Marco, levántate! Marco Tulio trató de agarrarse a las mantas, pero su padre las arrojó al suelo.

Su padre no era muy anciano y Marco Tulio pensabaque era él quien debía de haberse casado con Elvia
.
-¿Es que yo no mando en mi casa? -rugió Marco Tulio Cicerón padre-. Marco Tulio se acercó a ella tímidamente. Marco Tulio, de naturaleza siempre amable, se exasperó. Marco Tulio desfalleció ligeramente. Era sencillamente ahorrativa, como fueron todos los Helvios.

-¡Son cosas de esa mujer! -decía a su hijo-. Era lógico que una mujeresperara que un hombre fuera lógico. Y era verdad. Entonces oyó la risa del pequeño Marco. -¡Marco! -llamó llegando al claro. Tulio volvió a su hijo Marco y sus libros. Era su propia imagen, aunque carecía de su compostura. También era ya hora de que aprendiera griego, la lengua de los hombres cultos. Tenía un gran sentido del humor y era muy reposado enseñando, también era muy prudente, juicioso eintuitivo. Llegó a ser una de las mejores compañeras de juegos de Marco, porque sólo tenía doce años. Son la mejor salvaguardia del hombre contra la tiranía. ¿Qué es la Ley de Dios? -preguntó Marco.

Esos judíos son un pueblo muy misterioso. No discutía que una nación superior conquistara a otra inferior, pero ser conquistado por los romanos era intolerable. Al abuelo tampoco le gusta irse a Roma,donde todos los hombres son malos y las calles son calurosas y malolientes y están llenas de gente. Los ojos de Helvia pasaban a ser pensativos en Marco, pero en Quinto eran vivaces e impacientes. Sobre la cabeza de Marco empezó a caer una lluvia de pedacitos, Pero entonces Marco resbaló. -No temas, Marco -le dijo-. Marco estaba demasiado asustado para decir palabra. Marco se incorporó y se echó areír. No era demasiado alto. Son muy educados y estudiosos. Son una de las mejores familias de Roma. Julio, Son una buena familia. Era la ciudad de sus padres. Sabía que él tenía que ser un romano y vivir en Roma. Era un magnífico bailarín. Mejor dicho, era magnífico en todo, incluyendo los deportes. Sin disputa era el jefe de todos. Era inevitable que un tal Lucio Sergio Catilina persiguiera a unMarco Tulio Cicerón. Para Marco era una nueva experiencia el vivir rodeado de niños de edad similar a la suya. Enseguida les resultaba evidente que no era un niño sofisticado de ciudad y que quizá era un pazguato.


Decían que hasta el pequeño Julio César era más hombre que este paleto de pueblo alimentado con leche. Pero era cierto. Aseguraba que también llegaría a ser famoso. -Debesestudiar más -le decía Marco. Pero Julio ya estaba explotando alegremente a sus camaradas y muy especialmente a Marco. Pero si no le tengo miedo replicó Marco, ofendido Marco no supo explicárselo. Pero no deja de ser verdad repuso Julio Marco compró algunas de estas golosinas para él y para Julio. Era mayor, más alto y más corpulento que aquel Marco de frágil apariencia, y además era un experto púgil.Yo confirmó Marco. Pilón respiraba entrecortadamente, sujetando a Marco por el hombro. Marco estaba temblando y seguía mirando a Lucio con odio. Si castigaba a Marco, no habría represalias porque Marco no era de los que iban con cuentos. Marco y Julio regresaron a casa juntos, como de costumbre, y cada paso que daba Marco le obligaba a un respingo. No volveré a ser su amigo. Marco se sintió muydisgustado. Te la mereces, Marco. Uno de estos días, dijo a Marco, cuando yo sea hombre, haré que los declaren idiotas públicos por lo pretenciosos que son. La integridad de Marco era algo que ponía furiosos a los tres jóvenes. Nada era insignificante para su curiosidad. Era afable, generoso con su dinero, divertido e irreverente. Marco se ruborizó. Marco tomó uno relleno de fruta confitada. Marco...