columna
Los hombres, por el contrario, tienen un filtro de recuerdos. Ellos tienen cifras,cantidades, formas e incluso texturas. Lo que está claro es que detalles no. Un hombre no tiene la menor idea al pasar de los años cual era el peinado que teníamos en la primera salida. Lo que posiblementesí sabe es cuánto le costó la cuenta. Nosotras en cambio sabemos en qué momento de la cena nos cogió la mano, qué plato pidió y con qué comentario nuestro sonrió.
Es tan puntual nuestra memoria quesomos capaces de grabarnos por décadas el número telefónico de nuestro ex así hayan transcurrido años sin dirigirle una palabra. Ellos, por el contrario, si uno cambia de número telefónico es imposibleque se lo aprendan en poco tiempo.
Una mujer tiene la cabeza llena de números. Así seamos pésimas en matemáticas, como es mí caso. No por los problemas mentales que son propios de nuestro género,sino por la capacidad de conservar en nuestra memoria una cantidad impresionante de información numérica. Edad, teléfono fijo, celular, claves, gastos, deudas, fechas y miles más. El hombre guarda todaesa información en su computadora y listo. Sabe que uno más uno es igual a dos y punto.
Esa virtud masculina la admiro. La practicidad en ellos es fascinante. No se complican, fluyen, evolucionan, sedesprenden con facilidad y entregan con límites. Nuestro género no sabe despegarse. Vivimos aferradas al ayer y somos temerosas del mañana. Nos cuesta liberarnos del peso de nuestra memoria.
En eltema del aniversario….
Las mujeres no solo le damos importancia a la fecha conmemorativa de algún evento relevante sino que nos preparamos para celebrarla como si fuera el primer día de lo ocurrido....
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