Combates Por La Historia De Lucian Febvre

LA OBJETIVIDAD EN EL OFICIO DEL HISTORIADOR

Conviene volver a las palabras con las que se iniciaba este libro. El lector que
haya tenido la suficiente paciencia como para llegar a estas páginasfinales recordará
que allí se aludía a la dedicación del autor de este libro a la investigación sobre la
historia del franquismo pero, sobre todo, se reclamaba respecto de ésta un enfoque
desde lanormalidad con la que debieran abordarse todas las tareas historiográficas. La
investigación monográfica, el descubrimiento puntual de cómo fueron los hechos y las
razones últimas de los mismos,conducen a la profesionalidad, requisito imprescindible
para que un historiador pueda emitir su juicio. Con esta base se puede enfocar esta
porción cercana de nuestro pasado de una manera semejante acomo un historiador de
tiempos actuales estudiaría un acontecimiento remoto en el tiempo y que no hubiera
afectado en nada a sus sentimientos ni intereses. Hay una obligación moral de analizar
elfranquismo pero ella consiste en el estudio y no en el juicio de valor omnipresente
respecto de lo que sucedió o de lo que supuestamente debiera haber ocurrido.
Ese juicio de valor tiene elinconveniente de ser inútil y de, además, resultar
intelectualmente muy poco atractivo. Calificar los acontecimientos o los personajes
protagonistas del pasado resulta, en primer lugar, una tarea sin objetoporque por muy
gruesos adjetivos que se empleen eso no va a resucitar opositores, disminuir torturas del
pasado o aumentar la libertad de quienes vivieron sin ella; tampoco las alabanzas o laexaltación de quienes ejercieron el poder va a conseguir ocultar sus limitaciones, su
ausencia de voluntad de pensar en los españoles en su totalidad o sus errores, más o
menos frecuentes. Ni los adjetivosresucitan a los opositores de las dictaduras ni
maquillan a los que las ejercieron. Como la muerte, también la Historia emite un juicio
final inapelable ante el que es difícil encontrar un...