Comentario de Texto La Colmena
Martín Marco se para ante los escaparates de una tienda de lavabos que hay en la calle de Sagasta. La tienda luce como una joyería o como la peluquería de ungran hotel, y los lavabos parecen lavabos del otro mundo, lavabos del Paraíso, con sus grifos relucientes, sus lozas tersas y sus nítidos, purísimos espejos. Hay lavabos blancos, lavabos, de todos loscolores. ¡También es ocurrencia! Hay baños que lucen hermosos como pulseras de brillantes, bidets con un cuadro de mandos como el de un automóvil, lujosos retretes de dos tapas y de ventrudas, elegantescisternas bajas donde seguramente se puede apoyar el codo, se pueden incluso colocar algunos libros bien seleccionados, encuadernados con belleza: para, los casos en que el estreñimiento precisa decompañía; sobre todo para las descomposiciones de vientre. ¡Qué porquería!
Martín Marco sonríe, como perdonándose, y se aparta del escaparate.
La vida piensa es todo. Con lo que unos se gastan parahacer sus necesidades a gusto, otros tendríamos para comer un año. ¡Está bueno! Las guerras deberían hacerse para que haya menos gentes que hagan sus necesidades a gusto y pueda comer el resto unpoco mejor. Lo malo es que, cualquiera sabe por qué, los intelectuales seguimos comiendo mal y haciendo nuestras cosas en los Cafés. ¡Vaya por Dios!
A Martín Marco le preocupa el problema social. Notiene ideas muy claras sobre nada, pero le preocupa el problema social.
Eso de que haya pobres y ricos, dice a veces, está mal; es mejor que seamos todos iguales, ni muy pobres ni muy ricos, todos untérmino medio. A la Humanidad hay que reformarla. Debería nombrarse una comisión de sabios que se encargase de modificar la Humanidad. Al principio se ocuparían de pequeñas cosas, enseñar el sistemamétrico decimal a la gente, por ejemplo, y después cuando se fuesen calentando, empezarían con las cosas más importantes y podrían hasta ordenar que se tirara abajo las ciudades para hacerlas otra...
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