Comentario de "Vendía cerillos"
¡Vendía cerillos!, de Federico Gamboa, exterioriza una problemática presente en el México del siglo XIX y latente en todas las épocas dela vida social de nuestro país. Hoy en día todavía se ven niñas y niños de pocos años que venden paletitas en el parque, mendigan por unos pesos y se exponen todo el día al rechazo de la gente que, lamás de las veces, los mira y huele con asco. Los clásicos “unarosapa’lanoviamáshermosa” que demuestran increíble persistencia al ir detrás de las parejas tres o cuatro calles hasta que el novio, portemor a parecer tacaño, termina comprando un botón de flor que poco importa si abre o no, las flores no han pasado de moda. Son implacables chicuelos que aprenden mañas para sacarle una moneda a lagente; ver sus eternamente sucias vestimentas causa lástima y ternura.
Sardín (que realmente tiene por nombre Luis), es un personaje idealizado. A pesar de su indigencia es de intencionesnobles y pensamientos puros hasta el fin; prefiere la muerte a enfrentarse a la realidad que lo avergüenza y horroriza. Cierto es que a sus quince años es aún un niño, pero que ha madurado a fuerza de ladureza de vida que le tocó vivir. Al verse de pronto huérfano en la calle, sin sustento ni protector, encuentra en Matilde la tabla a la cual asirse en medio del naufragio. Se identifica con ellaporque son iguales, pertenecen a la misma horda de chiquillos desamparados con conciencia de un futuro nada grato. Sardín no es cualquier pillo, su único robo –unas sardinas- que le mereció el mote fuepor la necesidad que sobreviene a la pobreza y se resolvió a no volver a hacerlo por considerar el hurto una profesión innoble.
Al saber que Matilde ha llegado a ser lo que él más desprecia apesar de su esfuerzo por alejarla de la prostitución, su única solución es acabar con uno de los dos; a ella no puede dañarla, su espíritu amoroso le impide lastimarla, así que opta por matarse....
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