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Claridad, para que las enseñanzas se profieran nítidamente de manera que todos las entiendan. Pues,como dice Julián Pomerio en el libro I de la Vida contemplativa, “debe ser tan claro en el lenguaje del que enseña que no excluya a nadie, por simple que sea, de su comprensión,sino que llegue con agrado al corazón de todos los oyentes”.
Nítidamente, insisto, es decir, distintamente, en voz alta, y en lenguaje llano. (…) escribe Pseudo-Boecio en el libroLa disciplina escolar: “Cuando el maestro entre en la escuela para enseñar, tras adoptar externamente un porte serio, empiece con voz armoniosa, subiéndola de forma moderada” (…)De lo tercero habla Quintiliano en el libro I de las Instituciones oratorias: “Se debe emplear el lenguaje corriente, como la moneda, que tiene una acuñación pública”. “Empleamoscon mayor seguridad las palabras usuales y no sin cierto riesgo formamos palabras nuevas” (…) De donde se pone de manifiesto que a los niños hay que enseñarles en el lenguaje quesea conocido y usado por ellos; y les ayuda mucho añadirles ejemplos claros, conforme al dicho de Pseudo-Varrón (en sus Sentencias morales para un estudiante en Atenas): “El métodomás lúcido de enseñar es el empleo de ejemplos”. Y Aristóteles en el libro I de la Metafísica, dice: “Aquello a lo que estamos habituados se acomoda mejor al espíritu; lo que estáfuera de esto es inconveniente e incluso impensable”.
BEAUVAIS, V., “Del modo de enseñar”, en Tratado sobre la formación de los hijos de los nobles, cap. III. Pp. 45-47.
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