COMENTARIO S
I, q. I a. 2
UTRUM SACRA DOCTRINA SIT SCIENTIA
“¡Oh dichosa casa! ¡Oh establo más glorioso que todos los palacios de reyes, donde Dios asentó la cátedra de la filosofía del cielo, donde la palabra de Dios, enmudecida, tanto más claramente habla cuanto más calladamente nos avisa! Mira, pues hermano, si quieres ser verdadero filósofo, no te apartes de este establo,donde la palabra de Dios, callando, llora; mas este lloro es más dulce que toda la elocuencia y que a música de todos los ángeles del cielo”
Fray Luis de Granada, “Jesucristo Redentor”, 13.
La ciencia y la necesidad metafísica
Considerado en el artículo anterior (1, q.1 a.1) que la sagrada doctrina se distingue de la filosofía en razón de género – “secundum genus” – es necesario plantearse si ladoctrina sagrada o teología es ciencia, siendo el punto determinante – para el planteamiento y solución de este artículo – la realidad de evidencia de los principios en los cuales una ciencia se sostiene.
Ya desde Platón entendemos que la ciencia versa sobre la “ou¦sia toÜ tiÜ hÂn eiÕnai” – es decir sobre la esencia de las cosas y que tal conocimiento científico responde a la pregunta – “tiÜ e¦stí”– es decir sobre el “qué” de las cosas. El saber que la cosa es y el no saber qué es la cosa parecía, al menos en la doctrina griega, no ser propiamente conocimiento científico y por ende no llegar al orden de la necesidad metafísica que éste suponía, es decir al “kaq¡au¦to¢ - a¦nagkaiÍon” de la esencia. A partir de esto se comprende que la posesión nóetica de la esencia por medio de la cienciaera un reverbero de la inteligibilidad de la esencia misma, y por ende debemos concluir que nada en el orbe helénico quedaba replegado a un marco de ininteligibilidad, pues no sólo nada era imposible que no sea – en tanto que es – sino que por otra parte, si en el orden de la ciencia la inteligibilidad decía de la conformidad entre la realidad y la inteligencia, se deduce que la ciencia quedabadeterminada por el objeto real, es decir, por “toÜ au¦to¢” de la cosa misma. Ahora bien ¿por qué el sólo “es” de la cosa no determinaba la ciencia acerca de la cosa misma sino que era necesario el conocimiento de su “lo que”? ¿Por qué esta singular concepción de la ciencia en el mundo griego? A fin de intentar la respuesta de ello puntualizaremos tres posibles cuestiones:
1. Que el sujeto cognoscentede la esencia no es un ser simple sino compuesto por cuanto la esencia sólo se le revela en el entramado de las operaciones determinadas por ella, de allí que la inmediatez y evidencia metafísica de la existencia no determina el objeto último de la ciencia.
2. Que la esencia misma, al menos en la perspectiva griega, es principio determinante de la cosa, y no su “actus essendi” en razón de que laexistencia de la realidad era de suya eterna, y en todo lo eterno hay necesidad. Que la esencia sea lo determinante de lo real exige pensar que la noción de “participatio” – más allá de la perspectiva platónica y la crítica aristotélica – es fundamental por cuanto toda realidad posee un “es” al modo de la esencia, que a su vez participa de una ejemplaridad primera, inteligible y evidente.
3. Quedada la misma eternidad de lo real, por cuanto se deduce su necesidad metafísica, la distinción entre esencia y existencia se torna imposible, o al menos innecesaria, pues cómo plantear la distinción entre el ser y la esencia en un plano de necesidad del ser, es decir en un plano en que la esencia misma se sostenía en el fixismo – no monismo – de lo real. Si todo el cosmos es, y si el Ser es, ya desuyo el conocimiento quedaba radicado en el ser, por cuanto la ciencia debía ingresar en el ámbito de la esencia, es decir en el modo de ser, en el modo de existir que sostiene y funda la diversidad de los entes. De hecho el mismo género del no-ser en Platón permitía inteligir el carácter de multiplicidad de los seres, por tanto si la participación en un eidos es constituyente del “es” de la...
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