Comentario
Para casi todos los escritores, lamemoria es el punto de partida de la fantasía, el trampolín que dispara la imaginación en su vuelo impredecible hacia la ficción. Recuerdos e invenciones semezclan en la literatura de creación de manera a menudo inextricable para el propio autor, quien, aunque pretenda lo contrario, sabe que la recuperacióndel tiempo perdido que puede llevar a cabo la literatura es siempre un simulacro, una ficción en la que lo recordado se disuelve en lo soñado y viceversa.Por eso la literatura es el reino por excelencia de la ambigüedad. Sus verdades son siempre subjetivas, verdades a medias, relativas, verdadesliterarias que con frecuencia constituyen inexactitudes flagrantes o mentiras históricas. Aunque la cinematográfica batalla de Waterloo que aparece en Losmiserables nos exalte, sabemos que esa fue una contienda que libró y ganó Victor Hugo, y no la que perdió Napoleón. O, para citar un clásico valenciano medieval,la conquista de Inglaterra por los árabes que describe el Tirant lo Blanc es totalmente convincente y nadie se atrevería a negarle verosimilitud con elmezquino argumento de que en la historia real jamás un ejército árabe atravesó el Canal de la Mancha.
Mario Vargas Llosa: La verdad de las mentiras.
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