cOMERCIAL
La memoria como trasunto ficcional, pero también histórico. La memoria fue asimismo el vórtice de ese documental con el que Resnais abrió una brecha en la historia del cine, quizádel siglo XX. En ningún otro documento como en la trascendental Noche y niebla (1955) el espectador siente interpelada su responsabilidad (humanista) sobre las monstruosidades cometidas en loscampos de exterminio nazis. El pasado y el presente, el blanco y negro y el color, quedaban indisolublemente unidos mediante recursos formales que ejercían un profundo, impactante significado sobrelas imágenes. Desde aquella inamovible postura moral -no mostrar lo inarticulable- nacería cualquier tentativa fílmica en torno al Holocausto digna de atención. El Resnais primigenio, es decir,el Resnais documentalista, el de la serie de “films de arte” -Van Gogh (1948), Gaugin (1950) y Guernica (1952)-, el que hizo hablar a las estatuas junto a Marker en Les statues meurent aussi(1953) -bajo el encantamiento del musical americano, ese que tanto evocó en trabajos como On connait le chanson (1997)-, el Resnais devorado por la Biblioteca nacional francesa en Toute le
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