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En este trabajo de investigación comprenderemos mejor sobre el tema del acceso a Jesús y los dos lenguajes de la fe. Son temas un poco diferentes, pero que se juntan porque todo trata del cristianismo. Es importante ya tener cierto conocimiento sobre este tema así puedo ir enriqueciendo mas mis conocimientos con libros y búsquedas en internet.
El cristianismo ha descubierto queser hombre es existir de cara a la resurrección y, por eso, ser cristiano debería significar existir en el amor incorruptible. El cristiano está llamado a ser absoluto, a practicar la misericordia absoluta del Padre.
En este trabajo, me base más en cuatro diferentes temas que son; raíces cristológica del doble lenguaje de la fe, su presencia en el nuevo testamento, su versión moderna y por últimolas posibles aplicaciones.
Más adelante será expuesto cada tema.
El acceso a Jesús.
Los dos lenguajes de la fe
I. RAÍCES CRISTOLOGICAS DEL DOBLE LENGUAJE DE LA FE
A lo largo de las charlas anteriores nos hemos encontrado con dos afirmaciones que parecen contradictorias y es bueno que caigamos en la cuenta de esa contradicción. Por un lado,si Dios se nos comunica, se nos ha de decir con palabras de nuestro lenguaje; de lo contrario nunca le comprenderemos, ni nos daremos cuenta siquiera de que nos está hablando a nosotros. Este es el problema de la verdadera humanidad de Jesús en que tanto hemos insistido: consustancial a nosotros, «palabra» de nuestro lenguaje humano en todo menos en aquello que es lo antihumano por excelencia: elmal, el pecado. Incluso, y por eso mismo, cuando ayer hablábamos del hombre que se nos revela en Jesucristo, no buscábamos originalidades o cosas nunca dichas por nadie más, sino que más bien buscábamos las experiencias humanas que pueden ser huella, base, o vehículo de esa manifestación.
Por otro lado hemos dicho infinidad de veces que Dios al comunicarse destroza y pone del revés todasnuestras ideas sobre Dios; y es normal: porque si Dios se nos da en una palabra «humana» ya no será Dios lo que nos comunique esa palabra sino algo humano. A Dios no le valen, no le pueden valer, nuestras palabras para decirse y por eso, en la cruz, las condena y las desautoriza. Y por eso, si de veras queremos saber algo sobre Dios hemos de empezar por «no querer saber más que a Jesucristocrucificado» (1 Cor 2, 2).
Pero entonces, ¿cómo se armonizan estas dos afirmaciones?
Su armonización propiamente tal es la tarea de la cristología: es el problema de Jesús como «palabra» o sacramento de Dios, el problema de la pertenencia ontológica (o «hipostática») de Jesús a Dios, de manera que siendo él una palabra humana, sea total e intrínsecamente «palabra de Dios» y, por eso, pura referenciaal Padre. Es el problema de lo que se llamó «verdadera humanidad» y «verdadera divinidad» de Cristo. Y es finalmente el problema de los «ojos nuevos» de la fe, con que captamos esa palabra: el problema del Espíritu de Dios que, en nosotros, es el que entiende el significado de esa Palabra.
Ahora no vamos a dar más vueltas a ese problema al que, muy rápidamente, ya aludimos en el capítulo 7. Loque nos interesaría en esta última charla es caer en la cuenta de las repercusiones que eso tiene para una cuestión que últimamente vuelve a estar sobre el tapete, y lo ha de ir estando cada vez más en una sociedad que ya no es cristiana: me refiero al problema de la evangelización y de la predicación. Y la repercusión a la que aludo la podemos formular como existencia de un doble lenguaje de lafe, que podemos llamar: el lenguaje misionero y el lenguaje intraeclesial. Un doble lenguaje que corresponde al doble momento al que acabamos de aludir: la asunción por Dios de nuestro «lenguaje» para decirse, y la destrucción por Dios de nuestro lenguaje. Y que crea como dos momentos dialécticos (muchas veces incluso también dos momentos cronológicos) en nuestro acceso a Jesús.
II. SU...
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