COMO HUMANOS EN LATA
Por: Héctor Abad Faciolince. Tomado de Revista Semana
Imaginémonos la cáscara de este planeta que se llama Tierra. Imaginémonos sus partes secas, que no son mar sino tierrafirme. Pensemos ahora que esa cáscara de tierra tiene encima una capa, una especie de costra espesa compuesta de pura carne humana. Carne humana apeñuscada, como cuando uno abre una lata de sardinasy las ve unas contra otras. Si seguimos creciendo como venimos haciéndolo, si cumplimos los preceptos de nuestra Santa Madre Iglesia que nos incita a tener todos los hijos que mi Dios nos quieramandar, así será la piel de la Tierra dentro de pocos siglos: una interminable, hedionda y furiosa costra de carne humana.
Claro que eso no puede llegar a pasar, y no porque nos vayamos a volver másresponsables en cuanto a reproducción sino porque antes de llegar a tanto este espacio esférico que compartimos colapsaría. La Tierra no puede albergar un número siempre mayor de seres humanos y algunosecólogos calculan que ya hemos llegado al límite de las capacidades que tiene nuestro planeta para seguirnos nutriendo a tantos sin llegar a la catástrofe ecológica. Seguir creciendo como lo venimoshaciendo es tener asegurado para muy pronto el Apocalipsis, el fin de la Tierra como sitio habitable para el hombre.
En tiempos de Platón (400 a.C.) la población de todo el planeta apenas sillegaba a la que hoy es la población de Brasil: 130 millones de seres humanos. Cuando nació nuestro Señor Jesucristo los humanos en la Tierra eran apenas 250 millones. Es comprensible que en la época de losevangelistas y de los Padres de la Iglesia, entonces, diera la impresión de que en todo ese espacio cabía toda la gente que quisiera nacer; 1900 años después, hace un siglo, el mundo se empezaba allenar: 1.600 millones. Pero en este último siglo vino el despelote: se acabaron las pestes, llegaron los antibióticos, se popularizó el agua potable, bajó la mortalidad infantil y en cien años...
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