Como se vive el Carnaval…

Como se vive el Carnaval…

Sábado.
Nadie durmió esa noche, el mal humor y las palpitaciones se hacen evidentes. El aseo personal de los carroceros, tanto hombre como mujeres, deja mucho que desear. Pero felices por que al fin llego el momento tan esperado.
– Tres de la tarde, en punto, sacamos las carrozas – Dice alguien.
– ¿Pero averiguaste a que hora llega la grúa? – Responde con unapregunta su compañero mientras piensa como subir los trajes de fantasías a las carrozas sin quebrar las plumas de pavo real.
– No tengo idea, supongo que a las cuatro – Contesta nervioso, por que todavía faltaba armar un fantasía completo.
– Llegaron los empujadores – grita alguien desde la puerta del galpón.
– ¿Y que hora es?
– Las tres en punto.
– Que vuelvan más tarde, si saben que laprimera noche nunca salimos a horario.
– Están locos, si recién dijeron que tres de la tarde había que sacarlas – cuchichean las chicas mientras terminan de dar los últimos retoques al bastidor de la carroza de apertura.
– Llegaron los tractores con los grupos electrógenos – Gritan nuevamente mientras se abren las puertas de las naves.
Todo es nerviosismo, pero ya no hay más tiempo. Las carrozaslentamente van mostrando su esplendor y se van abriendo camino entre los curiosos para llegar a la previa del corsódromo.
Pero todavía queda mucho por delante, – Va a ser bastante larga la tarde – piensan varios resignados.

Noche fatal no sólo para los carroceros. Esquivando plumas a lo largo de todo el taller y rogando que los segundos no duren tan poco, haciendo rendir el tiempo al máximo ytratando que el traqueteo de la grampadora no termine por volverlos locos, están los chicos de espaldares.
Pistola en mano, se dispone a disparar; un chorro de silicona en el cabo de la pluma y “plaff” – Esta no la saca ni Montonto – murmura mientras larga una carcajada.
En una mesita, aislados en una jungla de espaldares que cuelgan de la estructura del galpón, un grupo de chicos, matesiempre presente, se miran entre ellos y se dan cuenta que el sol ya esta afuera.
– No llegamos a terminar todo esto.
– No importa, los de carrozas están peor que nosotros.
– Ja ja ja – Los chicos ironizan reavivando una vieja y ridícula rivalidad entre estos dos talleres pero que siempre le pone un poco de pimienta a este detrás de escena.
Matelaciados, perlas, espejos, cola vinílica, yibré,plumas, plumas y más plumas, y todavía falta tanto por hacer.
– Los fantasías de las carrozas están listos, que se los lleven así nos dejan espacio – ordena el jefe de este taller. Taller que se puede dar el lujo, porque por estas horas es un lujo, de trabajar un poco más entrada la noche.
Pero también para ellos el tiempo se termina, los carros en la calle ya están enfilados y tal como lo haría elcarnicero del barrio colgando una res en un gancho, los espaldares se amontonan uno al lado del otro y ordenados por escuadras. En la base de los carros los abanicos de pavo real se acomodan lo mejor posible.
– ¡¡¡Vamos, que nos vamos!!! – gritan del carro de adelante y como en un tren de pasajeros de esos que vemos en los noticieros, los chicos se cuelgan de donde pueden, de donde tienen lugary se dirigen a la previa del corsódromo. Pero para ellos, también, la noche recién empieza.

Amarillo, rojo y azul. Naranja, Violeta y verde. Negro, blanco, plateado, dorado… como no enloquecer con tantos colores, con tantas telas, con tantas combinaciones, con tantas cosas por hacer, con tantos problemas por resolver.
Moldes que van y que vienen, no son más que dibujos en papel madera querápidamente se marcan en la tela, se superpones unos con otro, se cosen y listo, a cortar. No hay tiempo de pensar demasiado, el taller es un desorden. – ¡¡No encuentro nada!! – Grita más de una costurera, histérica por la situación.
El director trata de mantener la calma, pero por más que disimule todos sabemos que es el más nervioso de todos.
– Y, es lógico, mañana ya es el carnaval.
– Si se...