como una hoñla

Capítulo 1: Un desenlace fatal.
Nunca debí enamorarme – Dijo Emma, que no había parado de llorar en toda la noche por culpa de David - ¿Por qué siempre me pasa lo mismo? – Miró a su hermana, ésta estaba casi dormida pero se despertó al escuchar a Emma llamarla – Alexa, respóndeme, ¿porqué siempre me pasa lo mismo? – Alexa la miró dejando claro que la respuesta era demasiado obvia, pero Emmasiguió insistiendo en que su hermana le respondiese.
¿Es que no lo conoces? ¿No te acuerdas que siempre te hace lo mismo? Encima David es un drogadicto, lo sabes Emma, no para de fumar, y encima es alcohólico, sinceramente, no sé que le viste a ese chico… - Emma la miró con tristeza, pero en el fondo sabía que su hermana tenía razón.
Pero… ¿y si cambia? – Dijo Emma, casi en un susurro.
Emma, ¿esque no lo conoces? – Alexa abrazó a su hermana, que había comenzado a llorar de nuevo – Es un idiota, ya es la tercera vez que ha cortado contigo en menos de siete meses, no para de hacerte daño, y no quiero a alguien así para mi hermana. – Alexa intentó animar a su hermana un poco, cuando vio que sus intentos no daban resultado, la obligó a que intentase descansar un poco, ya que ella también lonecesitaba.

Emma dejó de lloriquear y se fue a dormir, aún muy triste, pensando en los pocos meses que había estado al lado del mayor de los hermanos McLawrence. También pensó en las causas del porqué David la había traicionado esta vez, a lo mejor había otras chicas más guapas, o se había hartado de ella, o quizás nunca la quiso... al pensar en todo eso, Emma se vino abajo, comenzando a llorarde nuevo pero esta vez en silencio. Más tarde se quedó profundamente dormida.
Alexa había regresado a su habitación, exhausta de escuchar una y otra vez a su hermana hablar con constancia sobre lo mucho que quería a David, sobre lo mucho que le molestaban sus traiciones, sobre todas las cosas que habían pasado juntos… Estaba hasta las narices de los McLawrence.
Todos los McLawrence son unoshijos de puta – Dijo para sí misma en voz baja y rápidamente se quedó dormida.

A la mañana siguiente todo parecía mucho más tranquilo que la noche anterior, que había sido una noche horrible para las hermanas Lewonne.
Eran las una del mediodía cuando Alexa se despertó, bajó lentamente las escaleras, con cuidado de no tropezarse ya que aún estaba un poco adormilada. Nada más bajar se encontró caraa cara con David, que había venido para hablar con Emma.
Vete de aquí – Dijo, señalando a la puerta – Y no vuelvas.
¿Quién te crees para decirme esa clase de cosas, mocosa? – La miró y comenzó a reírse.
Fuera de aquí, imbécil – Dijo ella, volviendo a señalar a la puerta, aunque esta vez mirándolo a él, muy cabreada – Me provocas arcadas… - Hizo una breve pausa y tragó saliva – Tanto a mí, comoa mi hermana.

Tras una larga pausa David decidió irse. Emma bajó corriendo, había estado arriba todo el rato, y no se había dignado a bajar a ayudar a su hermana, ahora sí que Alexa estaba cabreada, pero prefirió ignorar su presencia para no tener que echarle el sermón del siglo y se fue a la cocina, en busca de algo para desayunar. Había unos creps en la mesa de la cocina y una nota al lado:“Os dejo el desayuno hecho, hoy tengo que ir a trabajar más temprano, pero prometo que volveré antes. Laureen”. Laureen era la tía de Alexa y Emma, hermana de su difunta madre, que murió hace unas décadas, cuando Alexa y Emma aún eran muy pequeñas, al igual que su padre, Robbert.
Alexa cogió un cuchillo, un tenedor, el bote de nata, el sirope y un par de creps, dejando algunos para su hermana, y sefue al salón a desayunar. Emma hizo lo mismo, sentándose a su lado.
Gracias… - Murmuró Emma, mientras ambas comían. Alexa no le respondió, solo se limitaba a ver un programa estúpido de Divinity y comerse sus creps. – He dicho que gracias – Dijo con un tono más alto – Gracias por defenderme.
No hay de qué – Dijo Alexa y comió un poco más, dejando atrás su enfado hacia su hermana – Pero te...