complejidad
Dos posturas acerca de la conformación y desarrollo de la naturaleza han caracterizado
el pensamiento de la humanidad; el determinismo y el indeterminismo. Leucipo (s. V
a.c.) afirmaba que «Nada sucede porque sí, sino que todo sucede con razón y por
necesidad». El término “necesidad” se entiende como: no puede ser de otra manera
ó, forzosamente debe ser así; esta es la formulación general del principio de
causalidad o principio de razón suficiente.
El determinismo es una doctrina filosófica que afirma que todo acontecimiento,
incluyendo el pensamiento humano y las acciones, está causalmente determinado por
la irrompible e ineludible cadena causa‐consecuencia. No hay milagros ni ocurren
sucesos al azar. El determinismo sostiene que nuestra vida está regida por
circunstancias que escapan a nuestro control de modo que nadie es responsable de lo
que hace o deja de hacer. Desde el punto de vista humano, el determinismo sostiene
que no existe el libre albedrío.
El determinismo científico fue aceptado por la Ciencia con su propio método; aquel método que postulaba ya Francis Bacon al decir que había que ir al conocimiento de
las cosas por sus causas, con lo que se adelantaba al mismo Laplace, considerado éste
como el máximo exponente del determinismo científico, al decir que el conocimiento
de las causas lleva consigo el dominio del universo. Esto se traduce en el intento de
entender el mundo de la materia imponiéndole estructuras racionales; queriendo
acercarse a su conocimiento desde planos completamente extraños a la materia, como
son la Lógica y la Matemática.
El científico francés marqués de Pierre Simón Laplace, basado en el éxito de las teorías
científicas, principalmente en el de la teoría de la gravedad de Newton, afirmó, a principios del siglo XIX, que el universo era completamente determinista; es decir, que
debía existir un conjunto de leyes científicas las cuales nos permitirían predecir todo lo
que aconteciera en el universo, incluido el comportamiento humano, si fuésemos
capaces de conocer el estado completo del universo en un instante del tiempo. La
historia demostró que esto era parcialmente cierto; sólo para condiciones de nuestra “cotidianidad”, para la física clásica.
La biología, la astronomía y la velocidad a gran escala y la física a pequeñísima escala o
física cuántica afirman otra cosa: el azar también interviene notablemente en el
comportamiento del universo.
En el lado opuesto de la moneda está el indeterminismo y la complejidad. El tema de la complejidad, estrechamente vinculado al indeterminismo, ha sido tratado desde la
antigüedad. Hacia el siglo V a.c., Eurípides afirama que: “Lo esperado no se cumple y
para lo inesperado un Dios abre la puerta”.
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Jorge Eduardo Cruz Romero
SENA – Coordinación de Formación Profesional
jecruz@sena.edu.co Marzo de 2009
La complejidad cobró fuerza a partir de los trabajos de Werner Heissemberg quien
hacia 1927 formuló el famoso “Principio de Incertidumbre” o de indeterminación. El
hecho de que cada partícula subatómica lleva asociada consigo una onda, impone
restricciones en la capacidad para determinar al mismo tiempo su posición y su
velocidad.
Heissemberg intentó “medir” la posición y velocidad de un electrón y con sorpresa se dio cuenta de que tenía que al tratar de iluminar “la escena”, obviamente con luz; el
resultado fue que la radiación emitida para iluminar la escena movía o “perturbaba” al
electrón y no le permitía establecer su posición; no fue posible establecer al tiempo la
posición y velocidad del electrón; no pudo determinar simultáneamente la posición y
la velocidad (o momento lineal) del ...
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