Comportamiento Del Consumidor
La habitación del hijo luce como la ficción más “articulada”que haya realizado, incluso más que aquellas que apenas usaban esa coartada con su alter ego Michele Apicella. Pero esta película estrenada el 2001 está lejos de solo representar un aburguesamiento o un retroceso hacia las aguas calmas de la comodidad artística, de saberse un autor reconocido o consagrado. El inquieto Nanni hace ciertamente declarada entrada a la madurez pero de la manera tanlúcida, melancólica y contestataria que siempre lo distinguió por encima del resto de actores-autores que proliferaron en el cine de su país desde fines de los 70 y que se convertirían en sus rostros más representativos en esta etapa de severa crisis (Benigni, Nichetti, Troisi).
Moretti no se olvida nunca de su realidad y sus afanes sociales. Afortunadamente es su gran talento lo que lo distinguiódesde el inicio por encima de los panfletos o las chatos reportajes disfrazados de crónicas. Nunca jugueteó con la comercialidad o los grandes gustos y llegó hasta la radicalidad en ello (la asunción de Berlusconi al poder lo ameritaba). La habitación del hijo es una bella y adolorida manifestación de todas sus ideas y convicciones al pasar el tiempo, pero veladas en un clasicismo perfecto en elcual (como los grandes y sabios narradores) se dedica a decir más con menos.
Es entonces que Nanni asume la identidad de Giovanni, el padre ejemplar de una familia ejemplar. La imagen perfecta y más vendible que el dudoso Silvio ya quisiera para mostrar a la Italia próspera y a salvo de los ilusos social-demócratas. Imagen y estilo que la película irá desmontando a partir de que se desate el plotmayor del film. La comodidad, tal vez amnésica, de esa generación consagrada a los deberes y satisfacciones profesionales se verá sacudida por la mayor desgracia en el núcleo familiar. Moretti explora a partir de entonces, con esa austeridad tan característica, los rastros perdidos en el tiempo atravesados siempre por el obsesivo intento de asir lo poco que quede de ellos y a costa del eternosuplicio del arrepentimiento.
La pérdida del hijo transita por ello en esas dos poderosas dimensiones, una personal y una generacional. Al realizador busca intencionalmente esa apariencia de sencillo melodrama en clave baja. Su mirada esta atravesada por la aceptación de encontrarse en una etapa que le exige más responsabilidad a la hora de agitar el brazo y las pancartas. Asume su rol de padre perocomo idealista no puede dejar de imaginar la mayor de sus convicciones pero tampoco el mayor de los castigos. Ese dolor se deja sentir en aquellos formidables momentos del ritual parco y ordinario de la despedida de Andrea. No busquen acá regodeos en la miseria y la desesperación al estilo de los shows de barata psicología que tanto abundan en la televisión. Moretti nos dice lo justo aunque estodefraude al espectador ávido de dramones a lo Hallmark channel o Televisa.
La habitación del hijo, aquel espacio vacío tan de repente, se convierte en la estancia que se llena de nuestros fantasmas, de los de toda su familia en busca de ese eslabón perdido dentro de su recorrido vital. Inquietud que intentarán de resolver el resto de los miembros de muy distintas formas. No es nada casual que...
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