Comunicación y Ruralidad

Comunicación y Ruralidad. Vigencia y obsolescencia de las teorías clásicas
Ariadna Cantú y Gustavo Cimadevilla

Introducción Las iniciativas tendientes al desarrollo de los países o regiones «atrasadas» -que se pusieron en marcha a mediados de los ’40- fueron modificando, con el transcurso del tiempo, sus estrategias en función de ciertos giros ideológicos. De esta forma, se distinguierondiferentes modelos de desarrollo, los cuales presentaban en un comienzo un fuerte arraigo en lo económico (inyección de capitales y tecnologías), para luego tomar en consideración también lo social (no sólo créditos sino apoyo a la educación y el bienestar social). A pesar de las diferencias subyacentes en los distintos modelos, se reconocía en todos ellos la necesidad de transferir conocimientos ytecnologías que favorecieran la «modernización». (Thiollent, 1984; Cimadevilla, 1990; Mattelart, 1993, 1995) Asimismo, a fines de la década del ’50 y durante los ’60, se consideraba que los procesos de desarrollo estaban íntimamente relacionados con los sistemas de comunicación y que los medios de comunicación de masas jugaban un rol estratégico en la transmisión de valores, creencias y sobre todoconocimientos. Se pensaba que el crecimiento y desarrollo de los medios aceleraba los procesos educativos y aumentaba el grado de participación. (Lerner, 1958). En ese marco, Contreras Budge (1986) afirmará que «la década del sesenta fue indudablemente la época dorada de las comunicaciones para la modernización (...) para postular el papel que la comunicación, en especial la de masas, podíadesempeñar o parecía estar desempeñando en el desarrollo de las llamadas sociedades subdesarrolladas o tradicionales». Así, en obras como la de Lerner (1958) o Schramm (1964) se desprende un fuerte optimismo acerca del valor de los medios en el pasaje «tradicional/moderno». El presupuesto central era que «el contenido de los medios es, por definición, modernizante». Esto es, que más allá de los mensajesque transmitieran, los medios serían un influjo moderno en el marco de las sociedades tradicionales. Estos supuestos fueron al auxilio, a través

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Comunicación, Ruralidad y Desarrollo

del difusionismo, de la ansiada búsqueda de modernización en las áreas rurales. Así, una de las tareas era lograr la expansión de los sistemas de medios y, de esta forma, llegar a muchos al mismo tiempo ycon el mismo mensaje, que propusiera nuevos valores, derrotara las tendencias antimodernizantes y estimulara las aspiraciones y expectativas. (Contreras Budge, 1986). En ese marco, cuando se evocan las teorías que han dado sustento al campo instrumental de la comunicación rural, particularmente vinculada a problemáticas del desarrollo, el «difusionismo» (Rogers, 1962) aparece como una de suscorrientes centrales. Aunque cercanos en el tiempo también ocupan su lugar los enfoques psicologistas del consumo de medios a través de los presupuestos de Usos y Gratificaciones (Katz, Blumler y Gurevitch, 1974), y los aportes de las lecturas de la acción racional en torno de la teoría de la dependencia de las informaciones (Ball Rokeach y De Fleur, 1976). Vistos en conjunto, esos tres esfuerzos deconocimiento abordaron dimensiones distintas de un mismo proceso: el de la circulación de las nuevas ideas (modernizadoras, incitadoras del cambio), la información y el conocimiento que opera entre las instituciones de intervención y difusión y los destinatarios, grupos, comunidades, individuos que se visualizan en los ambientes en los que se orienta la acción para el cambio y entre ellos mismoscomo actores partícipes de tramas productivas y socioculturales. Pero el contraste entre lo que esos enfoques exponían y las experiencias de la investigación y acción en las regiones latinoamericanas, preocupadas por el papel de la comunicación y las consecuencias para el cambio, aconsejó sin embargo que las miradas teóricas y los supuestos asumidos fuesen problematizados y reformulados para que...